
–Iniciativa pionera del Gobierno Regional de Magallanes, en conjunto con la Universidad de Magallanes y el Banco Interamericano de Desarrollo, permitirá que iniciativas co-creadas por la comunidad se implementen con apoyo técnico y financiero, fortaleciendo redes de apoyo para personas mayores y cuidadores.
Con talleres participativos y un fuerte énfasis en la organización vecinal, se dio inicio al Circuito Participativo de Acompañamiento del programa “Redes Comunitarias de Cuidados” en el barrio 18 de Septiembre de Punta Arenas, donde habitantes del sector comenzaron a diseñar iniciativas concretas que serán financiadas para su implementación, en un esfuerzo conjunto de la Universidad de Magallanes (UMAG), el Gobierno Regional y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La jornada reunió a vecinas y vecinos en un encuentro comunitario donde trabajaron en propuestas orientadas a fortalecer los sistemas de cuidado dentro del barrio, con especial foco en personas mayores, personas con dependencia, cuidadoras y aquellos con pocas redes de apoyo. Estas soluciones, surgidas desde la propia comunidad, contarán con financiamiento para convertirse en realidades tangibles.

Este trabajo forma parte de la segunda etapa del programa, iniciado en 2024, que contempló un diagnóstico participativo en dos barrios históricos: Nueva Patagonia, en Puerto Natales, y 18 de Septiembre, en Punta Arenas. En cada uno se definió un cuadrante específico y se conformó un grupo motor de vecinos y vecinas que lideró el levantamiento de necesidades relacionadas con los cuidados.
Uno de estos participantes es Benjamín Alvarado, dirigente social, quien compartió su experiencia como cuidador, indicando que, “partí cuidando a mi madre y ya tengo varias experiencias encima. Me invitaron a participar en este grupo y me motivó el servicio social. Normalmente los cuidados se viven hacia el interior de la casa, cuesta hablar de eso. Pero todos necesitamos ayuda, y para eso uno tiene que prepararse, la vida misma te enseña”.
Para Benjamín, la ayuda de la comunidad es fundamental: “Es el tramo más corto. Nos conocemos, hablamos de tú a tú. No es como otras instituciones que requieren otros elementos. Pero falta que uno se exprese más, que diga lo que siente y lo que está viviendo a diario”.
Desde la comunidad, la vecina Rosa Antisoly también valoró la actividad, explicando que, “me enteré porque pasaron a mi casa en un puerta a puerta que hizo la UMAG. Me hablaron del taller y después me llamaron para preguntarme si podía participar, y yo dije que sí. Para mí fue muy bueno, muy específico lo que dijeron. Hablaron justo de lo que yo estaba pensando por dentro: de las necesidades que tiene la gente y de lo que yo necesito también para un futuro, como cuidadora”.

Sobre la importancia de que más vecinos se sumen, agregó que, “yo creo que los vecinos tienen que participar para ser más unidos como comunidad, apoyarse uno a otro. Uno siempre necesita de alguien, y a veces está solo”.
El enfoque del programa busca precisamente visibilizar ese cuidado cotidiano. Así lo explicó Isabel Bustamante, coordinadora general, afirmando que, “buscamos unir, revitalizar los lazos comunitarios para generar los cuidados. Las necesidades pueden estar en personas mayores, personas en soledad, personas con discapacidad o también en quienes cuidan. Hoy desarrollamos un taller para identificar las necesidades más sentidas del barrio y pensar soluciones colectivas. Es importante visibilizar que los cuidados no deben quedar solo en la intimidad del hogar, la comunidad también puede y debe involucrarse”.
Bustamante también recalcó la necesidad de fortalecer el tejido social, apuntando que, “vivimos en un contexto muy individualista. Es difícil revitalizar los vínculos entre vecinos. Este programa nos permite organizarnos, compartir nuestras problemáticas y enfrentar los desafíos de forma colectiva”.

La actividad contó también con la participación de equipos del CESFAM 18 de Septiembre. Bárbara Vivar, trabajadora social, valoró el espacio desde su experiencia personal y profesional. “Fui cuidadora desde la adolescencia, principalmente de mis abuelos. Eso influyó en mi vocación. A veces uno es joven y ya cuida, pero esas tareas se asumen sin que se reconozcan. Es difícil cuidar sin apoyo ni herramientas, sobre todo en casos como demencia o personas postradas. Por eso es clave visibilizar lo que ocurre en los barrios y generar redes”, dijo la profesional.
Además, Vivar destacó que el barrio 18 tiene una alta población de personas mayores, lo que hace urgente trabajar desde lo comunitario. “Uno nunca está libre de ser cuidador o de necesitar cuidados. Hay muchas personas invisibilizadas, que no saben cómo pedir ayuda o que simplemente no se sienten consideradas. Este tipo de espacios permite empezar a cambiar eso”.
Las iniciativas que surjan de esta etapa contarán con seguimiento y apoyo técnico para su correcta implementación, con el objetivo final de que este proyecto piloto pueda replicarse en otras regiones de Chile, demostrando que los cuidados también se pueden construir desde la comunidad, con participación, redes y compromiso colectivo.