
“Siempre tratar de aprender, ponerse en el lugar del otro”, es la receta que entrega Viviana Aguilar Ojeda, secretaria del Decanato de la Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas, al momento de cerrar sus 41 años de permanencia en la Universidad de Magallanes y acogerse a su merecida jubilación.
“Venir todos los días de buen ánimo”, agrega Arturo Díaz Barría, estafeta de la Unidad de Tesorería de la Vicerrectoría de Administración y Finanzas, quien también jubila de la institución académica.
Ambos coinciden que ingresaron a la UMAG en el año 1984. Viviana Aguilar lo hizo el 1 de abril de ese año y Arturo Díaz el 1 de noviembre. Ellos dejarán de trabajar en la primera quincena de julio y acudieron a un desayuno ofrecido por parte del equipo directivo encabezado por el rector José Maripani. También se retiran de la institución el funcionario administrativo Rodolfo Miranda Llancalahuén y el académico Ricardo Monreal Mc-Mahon, quienes no pudieron asistir a este encuentro.
Viviana Aguilar y Arturo Díaz recordaron sus inicios cuando ingresaron a la institución y destacaron cuánto ha crecido en estudiantes, infraestructura y servicios. No faltaron las anécdotas y también recuerdos.

Al término del desayuno ambos recibieron el afecto de funcionarias y funcionarios que llegaron hasta el edificio de la Rectoría para saludarlos y con el tradicional pasillo desearles los mejores deseos para la nueva etapa que comenzarán con la jubilación.
“Estoy super sorprendida con cada una de las personas que están acá. Siempre he tenido, ya sea por tema laboral, tema personal, pero siempre se ha tratado de hacer, de ayudar, de colaborar con las personas. O sea, no soy demostrativa, pero siempre tratando de ayudar, de estar ahí cuando alguien lo necesita. Sin que se note, ojalá”, reflexionó Viviana Aguilar al ver a sus compañeras y compañeros de trabajo.
Consultada cuál es la receta para desempeñarse en labores que las que desarrolló, dijo: “Siempre tratar de aprender, ponerse en el lugar del otro. No ser el típico funcionario, el decir no me corresponde. Eso jamás ha estado en mi vocabulario. Si puedes ayudar un poquito más, bien”.
Arturo Díaz, quien postuló en 1984 como auxiliar de servicios, no ocultó la emoción al sentir el cariño de sus compañeros y compañeras de trabajo: “No pensaba esto, una gran sorpresa. Imagínate, son casi 41 años de servicio. Es toda una vida. Y el gesto que hizo el señor rector con toda la autoridad, jamás me lo imaginaba. Miren, miren cómo está todo esto. Me encima la sorpresa de mi señora. ¿Qué más puedo pedir?”
Luego expresó que la receta que primó en todos estos años fue siempre querer trabajar, tener puntualidad, venir todos los días de buen ánimo y ser buena persona.

