En una significativa jornada marcada por la emoción y los recuerdos compartidos, el equipo directivo de la Universidad de Magallanes (UMAG) rindió un sentido homenaje de despedida a la académica Estela Seguic y a la funcionaria Berta Campos, quienes tras años de servicio y compromiso inician una nueva etapa de sus vidas.
La ceremonia reunió al equipo directivo y las homenajeadas en la Sala de Consejo “Hernando de Magallanes”, donde Estela Seguic recordó sus inicios cuando ingresó a honorarios a la UMAG en el año 1994 y posteriormente pasó a contrata. Asimismo, Berta Campos, evocó su ingreso en el año 1996 y la época que estuvo vinculada a trabajar en el Centro Hortícola “Lothar Blunck” del Instituto de la Patagonia. No pudo asistir a esta despedida la ex directora de la Biblioteca, Sara Yusta, quien también se acoge a jubilación y deja la universidad donde ingresó en el año 1997.
Tras compartir un café y al salir de la sala de consejo Estela Seguic y Berta Campos fueron saludadas por funcionarias y funcionarios de la institución que las esperaban y saludaron con el tradicional pasillo.
“Es emocionante ver a tus pares, a tus colegas, porque es toda una vida estar con ellos. Estoy contenta y agradecida de la universidad, feliz por los nuevos desafíos que vienen, pero también triste porque dejo algo como mi familia”, compartió emocionada Berta Campos, quien destacó entre sus recuerdos la participación en el coro universitario, experiencia que la acercó al folclore y a la vida cultural de la UMAG. Con una trayectoria que pasó por Cobranzas, el Instituto de la Patagonia y Vicerrectoría de Administración y Finanzas, se despide con entusiasmo de emprender nuevos proyectos, entre ellos, disfrutar junto a su hija y nietos.
Por su parte, la académica Estela Seguic expresó el profundo lazo que la une a la universidad y a su comunidad: “Es un cúmulo de sentimientos encontrados, mucha pena, pero también la alegría de saber que mi familia académica ha sido parte fundamental de mi vida. El reconocimiento es para quienes día a día se esfuerzan por encantar a nuestras y nuestros estudiantes”.
Recordó con cariño sus primeros años en la institución, en programas vespertinos de secretariado a mediados de los años 90, y resaltó la satisfacción de haberse hecho cargo de la coordinación de prácticas pedagógicas, un rol que le permitió un estrecho vínculo con colegios, profesoras y profesores guías.
Ambas coincidieron en que la UMAG ha sido más que un lugar de trabajo: una verdadera familia, en la que se compartieron aprendizajes, desafíos y camaradería. Ahora, con nuevos planes y proyectos personales, se despiden dejando huella en la memoria colectiva de la institución.
