
Para la familia Cárcamo-Fleury fue recurrente que, desde el año 2022 hasta el presente y cada vez que podían, transitaran los 425 kilómetros que separan a Río Grande, en Tierra del Fuego, Argentina; y Punta Arenas. No importó recorrer seis horas o poco más para visitar a la hija menor, Mariela Cárcamo Fleury, mientras estudió la carrera de Psicología en la Universidad de Magallanes (UMAG).
Ese sacrificio valió la pena. Mariela recién se tituló y con sus 23 años ya proyecta quedarse en la capital regional para crecer profesionalmente. Tiene un vínculo especial con Magallanes porque en esta tierra están sus ancestros como sus bisabuelo y abuelo que destacaron por la maestranza y carrocería “La Pampa” de Albert Fleury que funcionó a comienzos del siglo XX en la avenida Bulnes esquina Maipú.

Mariela es la tercera estudiante que se titula de la UMAG proveniente de Argentina y que postuló a la Beca de Integración Transfronteriza Austral, impulsada por la Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AGCID) y la universidad. En 2023 se titularon otras dos jóvenes: Macarena Paz Morillo, en Terapia Ocupacional y; Agostina Muriel Gallardo, en Kinesiología.
La nueva psicóloga, hija de padres chilenos nacionalizados en Argentina, recuerda que fue su mamá quien descubrió la existencia de esta beca. Ella egresó de la Escuela Moderna de Educación Integral de Río Grande al completar su secundaria en 2018 y sus deseos eran estudiar al norte de Argentina, pero no se pudo. “Mi mamá justo vio que había una beca y dijo: mirá la beca y yo dije bueno voy a mandar solicitud y quedé porque tenía un buen promedio académico”.
Quería estudiar una carrera ligada a la Salud, que en ese tiempo no existía en la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Así se proyectó estudiar en la UMAG y eligió Psicología por sobre Fonoaudiología, su segunda opción.

Sus estudios universitarios comenzaron en plena pandemia en 2020 y recién en 2022 viajó a Punta Arenas para una paulatina presencialidad en aula. Recuerda que al comienzo fue llevadero estudiar por la plataforma Meet de manera online, pero con el tiempo ya no le atraía tener esas clases porque su foco atencional bajaba al estar frente a una computadora.
Optó por vivir sola en Punta Arenas y el comienzo fue duro: “Fue un poco intenso, porque en algunos momentos igual me sentí bastante sola y tuve un cuadro depresivo. Entonces como que ahí mis papás venían más seguido, yo iba para mi casa, pero en sí como que igual lo pasé más sola que acompañada y salvo algunas amistades que siempre estuvieron ahí”.
Sobre la Universidad de Magallanes y la posibilidad de estudiar en universidades de zonas extremas, destaca: “Tuve una buena experiencia, me dieron una buena bienvenida y encontré amistades que me apoyaron. Considero que es realmente importante que haya universidades en zonas extremas. Todos deberían tener la oportunidad de poder estudiar y por ahí no siempre están las carreras de tus sueños o las que quieras en tu ciudad”.
Su padre, Ignacio Cárcamo, comparte las emociones vividas durante estos años. “Estamos muy orgullosos de que haya logrado titularse a tan corta edad. Nos dolía la distancia, pero sabíamos que era el camino para que creciera y tuviera un futuro”.
Por su contacto con muchas familias en Río Grande, no duda en recomendar la beca transfronteriza: “Ya he conversado con varios compañeros que están postulando para enviar a sus hijos a la UMAG. Hoy en día estudiar en el norte argentino es muy caro, y tener una universidad cercana, accesible y con calidad, como esta, es una gran oportunidad”.
Actualmente hay once jóvenes beneficiados con la Beca de Integración Transfronteriza Austral, siete de ellos iniciaron este 2025 su formación en carreras técnicas y profesionales de la UMAG. Esta beca se ofrece desde 2018 y está orientada a fortalecer la integración regional a través de la educación superior.