
Desde Punta Arenas al corazón científico de Europa, la doctoranda de la Universidad de Magallanes realizó una pasantía en el Institut IMAGINE de París, profundizando en el estudio de enfermedades genéticas infantiles y abriendo caminos para futuras colaboraciones.
Daniela Zapata Contreras nació en Temuco y vive en Punta Arenas desde hace siete años. Tras titularse como tecnóloga médica en la Universidad de La Frontera, decidió iniciar un camino académico más profundo: cursa actualmente un Doctorado en Ciencias con mención en Biología Molecular en la Universidad de Magallanes. Y fue en ese contexto que viajó a Francia para realizar una pasantía en el Institut IMAGINE, un centro de excelencia internacional ubicado en París, que se especializa en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades genéticas, principalmente, en niñeces.

“Francia es un país con muchos años de historia y muy rico culturalmente, que además tiene mucha experiencia estando a la vanguardia de la investigación de calidad”, explica Daniela sobre su decisión. La estadía le permitió observar y participar de un entorno de investigación que se distingue tanto por sus niveles de especialización como por su enfoque colaborativo y global. “Recurrentemente, hacen seminarios y fomentan las colaboraciones internacionales, lo cual es muy positivo cuando se quiere seguir avanzando en la carrera académica”, relata.
Durante su permanencia en París, se integró a un laboratorio dedicado al estudio de enfermedades genéticas, profundizando conocimientos directamente relacionados con su tesis doctoral. “En el día a día también aprendí mucho sobre la experimentación con modelos animales”, comenta. Uno de sus mayores aprendizajes tuvo que ver con la secuenciación de RNA, una técnica que le permitió comprender con mayor claridad sus aplicaciones en el estudio de enfermedades raras.

Comparando su experiencia en Francia con el contexto chileno, Daniela identifica una diferencia clave en la composición y dinámica de los equipos de trabajo. “En Francia tienen un componente internacional muy fuerte y eso determina mucho cómo trabaja el equipo y cómo te relacionas con tus pares”, dice.
Pero no todo fue laboratorio. Sus mejores recuerdos están ligados a los momentos vividos fuera del ámbito académico. “La oportunidad de recorrer museos maravillosos, de probar comida nueva, de explorar la ciudad y tomar sol en los jardines es algo único. Soy una persona naturalmente curiosa, y tener tanto por descubrir simplemente era muy divertido para mí”, cuenta. En ese camino, también tuvo la oportunidad de entablar nuevas amistades que espera encontrar pronto, ya sea en Chile o en futuras visitas a Europa.
Hoy, de regreso en Magallanes, Daniela trabaja en la redacción final de su tesis con una motivación renovada. “Veo las posibilidades que existen más allá de mi laboratorio”, afirma. Todavía está en nivel A1 de francés, por lo que no descarta regresar a París más adelante, esta vez para seguir ampliando sus estudios en el país que le abrió una nueva dimensión de la ciencia.
