CRISIS DE LA TELEVISIÓN PÚBLICA: EL CASO CHILENO

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Roberto Trejo | Director Ejecutivo UESTV- Red de Televisión Universidades del Estado

Con pocos días de diferencia nos enteramos de que la BBC despidió a 1.000 trabajadores, y TVN hizo lo propio con otros 90. Ambos canales públicos han debido reducir su planilla producto de crisis económicas que se arrastran hace años. Pero ¿qué es lo que está, realmente, en crisis?

Estamos viviendo una transformación tecnológica central: la implantación de la televisión digital terrestre a escala mundial. El costo de la migración desde el sistema analógico es una de las dimensiones de la crisis, sobre todo en Chile, pues los operadores han debido recurrir a recursos propios, en un contexto de disminución de sus ingresos, sacando los costos de operación de los costos de producción, y afectando la calidad técnica de sus propios contenidos originales.

El modelo de autofinanciamiento de TVN por la vía del avisaje está, estratégicamente, agotado, pues la tendencia que se mantendrá la próxima década es disminución o estancamiento de la inversión publicitaria en televisión. En un contexto de aumento de la oferta de canales por TV digital terrestre y televisión de pago, incremento de la competencia y disminución de la participación relativa de mercado, queda claro que la publicidad no favorece la sustentabilidad de la industria.

Además, hay cambios globales en los hábitos de consumo audiovisual, pues las nuevas generaciones buscan contenidos, principalmente, a través de móviles y computadores, lo que ha vuelto obsoleta la programación lineal (on-line) frente a la no-lineal (off-line). Con audiencias fragmentadas y segmentadas, cada vez más tecnologizadas y mediáticamente alfabetizadas, mantener las formas actuales de programación es un suicidio comercial.

Todo esto se traduce en el agotamiento del modelo histórico de los últimos 50 años, sustentado en el paradigma de un operador que emite una señal de televisión; una programación lineal y generalista dirigida a todas las audiencias; una producción realizada, fundamentalmente, en vivo, y un financiamiento vía publicidad. Ahora funciona con un operador que emite varias señales, con programaciones para diversas audiencias, elaboradas por productoras externas, y con múltiples fuentes de financiamiento.

La crisis afecta a la televisión pública en general, y a TVN en particular. La profundiza la ignorancia de los propios profesionales que laboran en su interior, y la visión cortoplacista de los directivos del canal estatal. En efecto, todas las propuestas que han surgido allí, sólo tratan de mantener o maquillar un modelo agotado, pues – por muy progresistas que sean sus exponentes – nadie en TVN cuestiona el modelo de canal centralizado, con una programación nacional única, emitida a estaciones repetidoras en regiones, que financia su operación con fondos públicos y privados.

Espero que no sea cierto el rumor en los pasillos de TVN; que sus directivos no tienen un compromiso mayor con la televisión pública pues vienen de canales privados; que no ven diferencia entre TVN o MEGA, y sólo buscan enriquecer su currículum. Si eso fuera cierto, no sería extraño que desde la propia estación surgieran voces solicitando su privatización.

Pero la actual crisis también es una oportunidad para debatir el futuro sobre el papel y función social de la televisión pública en el nuevo escenario mediático, para contribuir al desarrollo de un país más libre, pluralista, crítico y democrático.

Roberto Trejo es Licenciado en Filosofía, PUC / Magister Ciencias Políticas, FLACSO / Magíster en Comunicación e Industrias Audiovisuales, UNIA-España.