-En su visita a Punta Arenas, el representante del organismo que agrupa a 20 casas de estudios superiores del CRUCH de Arica a Magallanes, se refirió a la contingencia educacional y al momento que viven los planteles de regiones frente a las reformas.
Por Ángela Molina / Fotos: Max Ulloa
Una intensa jornada de trabajo tuvo, recientemente, en Punta Arenas, el director ejecutivo de la Agrupación de Universidades Regionales (AUR), José Abalos, quien encabezó, en la Universidad de Magallanes, dos importantes encuentros para analizar los avances del trabajo que está realizando en cada uno de los territorios la red de instituciones de educación superior.
El primero de ellos se efectuó en el contexto del programa que la organización acordó con la Subsecretaría de Desarrollo Regional (Subdere), y que apunta a estrechar un vínculo con los gobiernos regionales, a objeto de establecer acciones conjuntas y sistemáticas que impulsen el progreso de los territorios y el bienestar de sus comunidades. El taller Gobierno – Universidades Regionales reunió a funcionarios públicos y académicos de la Umag, y repasó las dificultades y oportunidades de colaboración en los ámbitos social, cultural, deportivo, educativo y científico, lo que permitirá generar las condiciones para el establecimiento de compromisos formales, de mediano y largo plazo.
Posteriormente, Ábalos se reunió con el equipo de gestión institucional, donde dijo que es la universidad la instancia que tiene mayor autonomía para opinar en una región y, además, la que representa, más genuinamente, a los territorios, razón por la cual tiene una responsabilidad mayor. Sin embargo, sentenció que “somos las universidades que nos hacemos cargo de la diversidad y la precariedad de Chile”.
“Las universidades regionales –agregó el representante de AUR- tienen las tasas de vulnerabilidad de los estudiantes más alta. Tenemos un 90% de chicos que vienen de colegios municipales o particulares subvencionados, 72% que vienen de los quintiles más pobres. Y a partir de esto, tenemos que cautelar que la Reforma a la Educación Superior considere esos elementos. En síntesis, somos un gigante laborioso, pero silencioso”.
Sobre la gratuidad, planteó que “no queremos que el Estado entregue los mismos recursos para formar a un periodista en Santiago, que cuesta cinco millones de pesos, por ejemplo, que formar un periodista acá en Magallanes, en Arica o Copiapó, que va a costar bastante más. Queremos que haya un reconocimiento al mayor costo regional de la docencia, pero también que se considere que en muchas regiones el promedio de la PSU son 480 puntos, lo que significa, en muchos casos, cursos de nivelación, un apoyo especial; incluso la titulación tarda un año más, entonces no pueden ser castigadas”.