Prevención del suicidio es un desafío de toda la comunidad universitaria

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-En el marco del Día Internacional de la Prevención del Suicidio, las universidades del CRUCH se suman a las actividades globales para visibilizar la importancia de la salud mental en las comunidades educativas.

-Desde la Comisión de Convivencia Universitaria y Salud Mental del CRUCH destacan la necesidad de un trabajo colaborativo de la comunidad universitaria y una mayor participación de los servicios de salud pública para enfrentar esta problemática.

Cada 10 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Prevención del Suicidio, una fecha impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP), que busca generar conciencia sobre la necesidad de prevenir este problema de salud pública.

En este contexto, las instituciones del Consejo de Rectoras y Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH) desarrollarán diversas iniciativas enfocadas en la prevención y el bienestar integral de sus comunidades universitarias, como jornadas de información y sensibilización sobre el suicidio; encuentros para compartir buenas prácticas de intervención y acompañamiento; y actividades psicoeducativas.

Desde la Comisión de Convivencia Universitaria y Salud Mental del CRUCH identifican algunos factores de riesgo en la comunidad estudiantil, como el aislamiento social y el estrés académico, así como aquellos factores que son protectores: redes de apoyo entre estudiantes, docentes y profesionales; competencias en resiliencia y manejo emocional; ambientes inclusivos y respetuosos; entre otros. Además, plantean que la prevención del suicidio requiere el compromiso de toda la comunidad universitaria y un rol más activo por parte del Estado.

Rosa María Olave, co-presidenta de esta comisión CRUCH y directora del Programa de Mediación y Resolución de Conflictos de la Universidad Alberto Hurtado (UAH), señala que “la prevención del suicidio en las universidades requiere un trabajo de toda la comunidad universitaria, ya que en la medida que la universidad sea un espacio protector, seguro, donde se tejan redes de apoyo, esto contribuirá a un mayor grado de bienestar”.

En tanto, Bertha Escobar, decana de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Católica de Temuco (UCT), quien comparte la presidencia de la comisión CRUCH, sostiene que “las universidades han asumido crecientes funciones que, en muchos casos, corresponden al Estado. Sin embargo, las instituciones educativas no están diseñadas ni financiadas para reemplazar los servicios de salud pública. Por tanto, es imprescindible que el Estado asuma plenamente su rol”.

¿Cómo abordar los factores de riesgo?

Rosa María Olave y Bertha Escobar coinciden en que es necesario entender la experiencia universitaria de manera integral, para lo cual es fundamental promover ambientes inclusivos y respetuosos que contribuyan al bienestar emocional. Además, se requieren acciones a nivel primario y secundario.

En cuanto a acciones de promoción y prevención primaria, Olave menciona tres fundamentales: contar con sistemas de acompañamiento a la trayectoria universitaria, disminuir factores estresores y, desarrollar competencias emocionales y sociales.

En lo específico, uno de los principales factores de riesgo en la comunidad estudiantil es el aislamiento social, “el cual puede contrarrestarse mediante la promoción de la integración y un sentido de pertenencia desde el ingreso a la universidad. También es importante fomentar redes de apoyo entre estudiantes, docentes y profesionales”, señala Escobar.

Otro factor de riesgo es el estrés académico, que debe ser atendido mediante programas de manejo del estrés y apoyo académico flexible. En esta línea es relevante la formación de competencias en resiliencia y manejo emocional para mejorar las habilidades de afrontamiento.

También “es necesario que existan de manera permanente las campañas de prevención respecto del consumo de alcohol y drogas, que agravan muchas veces otros problemas, especialmente en estudiantes que tienen mayor vulnerabilidad emocional o social. Por último, aunque es menos habitual, involucrar a las familias puede proporcionar un respaldo emocional adicional fuera del campus”, afirma la decana de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UCT.

A nivel de la prevención del nivel secundario y el tratamiento, Rosa María Olave resalta que “es esencial que las universidades tengan protocolos de actuación frente a situaciones de suicidio, que contemplen apoyo psicológico focalizado, trabajo intersectorial con las redes de atención del sistema público y, también, iniciativas de prácticas restaurativas”.

Bertha Escobar puntualiza que “es crucial facilitar el acceso a servicios psicológicos gratuitos y confidenciales para tratar tempranamente problemas de salud mental no diagnosticados”. En tanto, “quienes tienen un diagnóstico de alguna patología a la base necesitan terapia especializada, lo que implica una relación de colaboración activa con el sistema público y privado de salud”, concluye.

Acciones y estrategias desde la comisión CRUCH

Desde la creación de la Comisión de Convivencia Universitaria y Salud Mental en el año 2022, se han llevado a cabo diversas iniciativas colaborativas entre las universidades que participan en esta instancia, con el objetivo de prevenir el suicidio y promover un mayor bienestar de las y los estudiantes.

Entre otras, cabe mencionar actividades de formación en herramientas para intervención en crisis, primeros auxilios psicológicos, desarrollo de competencias en el aula, dirigidas a los equipos de salud mental de las universidades, la direcciones estudiantiles y distintos profesionales que trabajan en estos temas.

Por otra parte, en representación del CRUCH, las presidentas de la comisión han participado en la discusión del proyecto de ley de salud mental en la educación superior y en el Consejo Asesor de la Subsecretaría de Educación Superior para la elaboración del documento de “Recomendaciones y Orientaciones en Salud Mental para la Educación Superior”.