Seminario Internacional de la Niñez abordó la necesidad de contar con familias de acogida

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Con la participación de más de 160 personas, en el Centro Asistencial Docente e Investigación de la Universidad de Magallanes (CADI-UMAG), se llevó a cabo el Seminario Internacional de la Niñez organizado por el Servicio de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia, junto a la Fundación Mi Casa y el Departamento de Psicología de la UMAG, esto con el objetivo de poder brindar una mejor atención a los niños, niñas y adolescentes de Magallanes, mediante nuevos conocimientos, reflexiones y experiencias.

La instancia abordó temas relativos al maltrato infantil, los traumas que éste genera en el desarrollo y sus mecanismos de reparación, así como los contextos familiares alternativos. Para ello se contó con la participación de los académicos Jesús Palacios, investigador de la Universidad de Sevilla (España); y el académico de la Universidad San Sebastián, Rodrigo Cárcamo Leiva.

La directora ejecutiva de la Fundación Mi Casa, Delia del Gatto, señaló la importancia que tiene el poder abordar estos temas en pos de desarrollar mejores trabajos de intervención con los niños, niñas y sus familias. “El maltrato infantil, el abuso sexual, las graves vulneraciones de derechos no son temáticas nuevas, sino que se vienen arrastrando probablemente hace décadas, sin embargo, la gran diferencia en este tiempo es que hoy, afortunadamente, hay mucha investigación y trabajo por parte de la academia y por los entes que ejecutamos políticas para ver la mejor manera de intervenir con los niños y sus familias. Nosotros sabemos que los enfoques han ido variando con el objetivo de que el trabajo que realizamos sea más efectivo”, precisó.

En tanto, María José Sandoval, jefa de carrera de Psicología, señaló que este seminario representaba una gran oportunidad para la reflexión y el aprendizaje, destacando la importancia de abordar temas tan cruciales como el maltrato infantil; y además acercar a investigadores expertos a la comunidad local. “Con esto estamos fortaleciendo los lazos entre la academia y la realidad cotidiana de quienes se dedican al cuidado y protección de nuestros niños, niñas y adolescentes”, enfatizó.

El desafío de la institucionalidad

Al respecto, Gabriela Muñoz Navarro, directora nacional del Servicio de Protección Especializado de la Niñez y Adolescencia, comentó que “lamentablemente, nosotros ingresamos al servicio 13 mil niños, niñas y adolescentes con grave vulneración de derechos donde la causa principal tiene que ver con situaciones graves de maltrato infantil, cifras alarmantes para un país como Chile donde ya desde hace muchos años venimos haciendo un camino en materia de protección, protección que sabemos ha sido fallida en la historia, pero tenemos muchas oportunidades de mejora”.

Según alertó la profesional, “nosotros vamos viendo que esta trayectoria de daño va creciendo, los niveles de daño con los que llegan los niños son tremendos y eso hace que el servicio a dos años de su instalación esté con transformaciones importantes programáticas que van a ser trascendentales si nosotros las diseñamos bien, pero sobre todo si la implementamos bien”.

Asimismo, indicó que uno de los desafíos que tenían como servicio era la conformación de los equipos. “Nosotros queremos hacer una apuesta en donde cada diseño y programa que se lance venga de la mano de un sistema de formación continua porque nos encontramos con muchas miradas que transformar, a propósito de los desafíos que tenemos en materia de protección. No basta la voluntad, hay que generar conocimiento, tomar herramientas para poder implementar de buena manera y acompañar y transformar para interrumpir las trayectorias de daño que es el desafío que como servicio tenemos”, puntualizó.

En el plano local, Muñoz indicó que “tenemos situaciones de explotación sexual graves y las autoridades me piden programas altamente especializados, tenemos temas de salud mental adolescente, consumo problemático de alcohol y drogas, por lo que necesitamos caminar hacia una especialización más alta de la que hoy tenemos, entonces el aporte de la academia y de los que están en terreno es súper valioso para construir modelos que respondan a esas necesidades y demandas”.

Estudiar para proteger

Por su parte, el académico Jesús Palacios subrayó la importancia de identificar y abordar de manera oportuna los factores sistémicos que contribuyen a comportamientos perjudiciales en el entorno familiar, el denominado “trío tóxico”: problemas de adicción al alcohol y otras sustancias, graves problemas de salud mental (psicopatología, psiquiatría) y experiencia de desestructuración familiar grave, y violencia doméstica intrafamiliar. “La protección infantil es el conjunto de leyes y prácticas profesionales para atender a niños, niñas y adolescentes cuyas madres, padres y entornos de crianza fallan en lugar de proteger y en vez de cuidar, desatienden. El tipo de maltrato más frecuente es la negligencia. De cada 10 víctimas de maltrato 7 y medio sufren negligencia y es de los que más consecuencias negativas tiene y cuyo pronóstico de recuperación también es complicado”, sostuvo.

El maltrato infantil constituye una desviación muy significativa del entorno previsto por la especie para nuestro normal crecimiento y desarrollo, produce secuelas físicas y graves alteraciones neuropsicológicas que comprometen el buen funcionamiento ejecutivo (atención, planificación, previsión de consecuencias, control de impulsos, etc. También compromete muy seriamente la regulación emocional y conductual, dando lugar a perturbaciones de muy distinto tipo. En cualquiera de sus manifestaciones el maltrato incrementa el riesgo de psicopatología (por ejemplo, multiplica por 2 o 3 la depresión, así como el inicio temprano de los trastornos como depresión entre 5 y 10 años.

Por ello, las actuaciones tempranas son fundamentales, bien sean estas para mejorar las competencias parentales (si la situación es de riesgo) o para garantizar la protección fuera de la familia (si la situación es de maltrato). En este contexto, el académico enfatizó la necesidad de un enfoque interdisciplinario que involucre tanto al sector público como al privado para garantizar estándares más elevados en salud, educación y bienestar, beneficiando así tanto a las iniciativas preventivas como a las intervenciones que puedan requerir las familias.

A partir de ello, es que el investigador destacó la importancia de contar con familias de acogida. “En todos los países del mundo hay niños y niñas que no pueden crecer en la familia en la que han crecido, que sufren distintas situaciones de maltrato y adversidad. Estos niños y niñas necesitan urgentemente familias que cuiden de ellos, que los abracen y protejan puesto que eso no lo pueden tener en la familia en la que nacieron. Queremos para ellos otras familias, familias de acogida, familias por adopción, que tengan en su vida el espacio, el tiempo, dedicación y la voluntad de querer, cuidar, abrazar y sacar adelante la vida de niños y niñas que tienen el derecho a recibir buenos tratos. No queremos niños y niñas en hogares, los humanos no estamos formados para los cuidados colectivos, sino para los cuidados en familia”, aseveró.

En tanto el académico de la Universidad San Sebastián, Rodrigo Cárcamo Leiva destacó la importancia de la sensibilidad afectiva de los cuidadores en el proceso de autorregulación de los niños, niñas y adolescentes, lo que influye de manera directa en su desarrollo emocional y social. Destacó que, en el contexto de las dinámicas sociales y laborales contemporáneas, el rol de cuidador no se limita únicamente a la infancia y adolescencia bajo la custodia del Estado, sino que abarca otros vínculos significativos que se pueden establecer durante la infancia, como los que establecen educadores de párvulos y docentes con sus alumnos.