Estudio revela necesidad de intervenir salud de Bomberos de Punta Arenas

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-Académicos de la Facultad de Ciencias de la Salud culminaron la investigación realizada con tecnología de punta disponible en el CADI-UMAG, para indagar en las aptitudes, hábitos y composición corporal de 65 voluntarios y voluntarias de la comuna, y su relación con riesgos cardiovasculares. Los resultados -afirman- son preocupantes.

Por Paula Viano Santana (texto) y Mónica Araus Sieber (fotografías), Dirección de Comunicaciones.

“Los resultados no fueron buenos”, afirma después de una larga explicación sanitaria y metodológica, el kinesiólogo Pedro Quintana. El estudio observacional de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Magallanes (UMAG) que lideró este académico, tenía la misión de detectar el nivel de aptitud física, hábitos alimentarios y composición corporal de los voluntarios y voluntarias de las ocho compañías y una brigada (Río Seco) de Bomberos de la comuna de Punta Arenas, y su relación con factores de riesgo cardiovascular que afectan a este segmento de la población a nivel mundial.

¿Por qué decidieron llevar a cabo esta investigación? Quintana dice que el equipo con el cual investiga -compuesto por la nutricionista Paola Aravena y el asesor metodológico en temas estadísticos, kinesiólogo Felipe Retamal- lleva algunos años trabajando en temas de obesidad en la región. De hecho, ya han publicado estudios, como uno relativo a riesgos cardiovasculares en adolescentes a nivel comunal. Esta vez, decidieron abocarse a este segmento muy particular de la población.

Según explica el especialista en rehabilitación cardiovascular y kinesiología cardíaca, los datos acumulados hasta el momento “hablan de que la principal causa de fallecimiento de los bomberos en acción, es la muerte cardíaca súbita, con cerca del 50% afectado por infartos o accidentes cerebrovasculares. Situación preocupante en el contexto chileno, donde el 74% de la población mayor de 15 años tiene malnutrición por exceso, y en la región sobresalimos a nivel nacional, peleando el primer lugar con Aysén”.

Los Cuerpos de Bomberos forman un grupo que desarrolla una actividad considerada de alta intensidad y elevado riesgo. Pueden perder la vida, quedar con alto grado de discapacidad, o sufrir los efectos del estrés psicológico, fisiológico y físico al que se ven sometidos. Esto, sumado al peso del equipo que usan para combatir los incendios, que puede estar entre los 10 y los 20 kilos. “Por lo tanto”, dice Quintana, “preocupa especialmente que no tengan la condición física, composición corporal y algún factor de riesgo cardiovascular conocido o desconocido, que fue lo que nosotros investigamos”.

Voluntarios de diferentes compañías estuvieron presentes en la instancia.

Cómo se investigó

A nivel mundial, se ha estudiado mucho la salud de Bomberos, especialmente, en Estados Unidos, Alemania, España e Italia, cuenta Quintana. En Sudamérica, hay solamente un trabajo en Brasil, y dos en Chile relativos al síndrome del Burnout, que confirman la relación entre el estrés laboral, la cantidad de grasa relativa y el desarrollo muscular.

El estudio realizado por Quintana, Aravena y Retamal tomó un año y medio de trabajo, y consideró a 65 de los 400 voluntarios de la comuna. Para medir la variable “composición corporal”, escogieron la bioimpedancia, examen que se realiza con un equipo de alta tecnología ubicado en el Laboratorio de Análisis del Movimiento del Centro Asistencial Docente e Investigación (CADI-UMAG). En palabras de Quintana, “a través del paso de una corriente por el cuerpo y todas las extremidades, te dice cuánta agua tienes, cuánta masa muscular y su distribución, cuánta masa grasa y su distribución, y nos interesaba sobre todo el porcentaje de grasa, porque hay estudios que muestran que está altamente asociado a riesgo cardiovascular, así como a la baja capacidad de ejercicio”.

En paralelo, se aplicaron encuestas de hábitos de alimentación. Mediante la asignación de puntajes, explica Aravena, se describió la frecuencia y cantidad de consumo de  alimentos saludables, tales como cereales integrales, lácteos descremados, pescados, legumbres, frutas y verduras, así como alimentos no saludables con una alta cantidad de azúcar y grasas saturadas. También se incluyeron preguntas de consumo de sal y de tabaco.

Para medir las aptitudes físicas, fueron sometidos a un test de esfuerzo cardiopulmonar, mucho más avanzado que el test clásico, en un cicloergómetro (bicicleta estática cuya carga de trabajo puede ser regulada) y que, entre otras variables, mide la frecuencia cardíaca, presión arterial, electrocardiografía, oxigenación en la sangre y gases inhalados y exhalados. “Los evaluamos en uno de los tantos índices que nos da este equipo, que es el consumo máximo de oxígeno, y que en bomberos debe tener un estándar equivalente a un deportista de alto rendimiento. De esta forma, sometemos a este sujeto a esfuerzo máximo con una máscara que hace las mediciones”, contó el profesor.

La nutricionista y académica Paola Aravena llevó adelante las evaluaciones nutricionales a los bomberos que se sometieron al estudio.

Este aspecto es de suma relevancia. De hecho, la Asociación Americana del Corazón recomienda considerar la capacidad cardiorrespiratoria como un signo vital, al igual que la frecuencia cardiaca, la presión arterial, la temperatura y la frecuencia respiratoria, pues nos habla de la eficiencia con la que los sistemas cardiorrespiratorio y metabólico suministran oxígeno a los músculos en actividad continua. Somos una máquina de combustión interna, explica Quintana. Como tal, necesitamos a la semana 150 minutos de actividad aeróbica, y dos días de ejercicios de fuerza, además de nuestra actividad cotidiana laboral, para no tener un perfil de riesgo cardiovascular.

Principales resultados

Los resultados obtenidos en este estudio ya fueron transmitidos a las personas que se sometieron voluntariamente a él. En concreto, el 83,1% de los participantes presentaba sobrepeso y obesidad; el 78,5 % tenía exceso de masa grasa; el consumo promedio de oxígeno fue de 26 ml/kl/min (lo recomendado son 45 ml/kl/min), y el 89.2% tuvo una capacidad de ejercicio clasificada como pobre o muy pobre.

¿Qué quiere decir esto? Quintana afirma que estos datos indican que “el riesgo cardiovascular de las personas evaluadas es alto, elevado, altísimo, considerando además que la edad promedio es de 41 años, por lo tanto, aquí lo más recomendable es realizar una intervención piloto a nivel regional o nacional. Vamos a entregar estos datos duros que, esperamos, sirvan para establecer protocolos y normas que permitan a los bomberos realizar esta actividad segura y eficientemente, tanto para ellos como para quienes reciben sus servicios”, concluyó.

Los resultados a nivel alimenticio fueron más positivos. Más de la mitad de los encuestados/as indicó consumir al menos 2 o 3 porciones de verduras al día, y 1 a 2 veces por semana legumbres. “Si lo llevamos a nutrientes”, comenta Paola Aravena, “hay un consumo de alimentos ricos en fibra soluble e insoluble, vitaminas del complejo y vitaminas A y C, por mencionar algunos”. En cuanto a los hábitos no saludables, la mayoría aseguró consumir sólo ocasionalmente alimentos altos en azúcares y grasas, y más del 70% agrega sal a las comidas antes de probarlas.

El trabajo académico se realizó sin financiamiento, pero se proyecta conseguir recursos para que esta investigación pueda ponerse en acción, implementando protocolos que sienten precedente. De hecho, el equipo invitó a otras carreras de la UMAG a la presentación de los resultados, como Pedagogía en Educación Física e Ingeniería, con la intención de motivarles a presentar un proyecto multidisciplinario de estilos de vida saludable. También se publicará un artículo en la Revista Chilena de Cardiología, apenas termine su revisión.

A continuación, mira la nota preparada por UMAG TV durante el desarrollo del estudio: