Investigadora abordó las dinámicas de conflicto y cohesión social con el pueblo mapuche

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En el marco del XVII Congreso Chileno de Psicología, bajo el lema “Psicología en tiempos de incertidumbre”, organizado por el Departamento de Psicología de la Universidad de Magallanes en coordinación con la Facultad de Educación y Ciencias Sociales, la profesora asociada del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de O’Higgins (Rancagua) e investigadora asociada de la línea Interacciones grupales e individuales del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social, Ana Figueiredo dictó la charla magistral  “Entre el pasado y el presente: Dinámicas de conflicto y cohesión social en Chile”, a partir de la cual entregó un contexto y abordó lo que ha sido la dinámica del conflicto con el pueblo mapuche en el país.

Figueiredo realizó una aproximación a los conceptos de conflicto, cohesión y memoria colectiva. El conflicto lo definió como tensiones o instancias que emergen cuando los objetivos, valores, normas, entre otros, no son compatibles entre sí, y estos deben luchar por recursos materiales, como el territorio; y/o simbólicos, como la identidad nacional. “Es importante pensar el conflicto no sólo a nivel intergrupal, es decir la relación entre distintos grupos sociales, sino pensarlo también a nivel de diferentes actores sociales. Por otro lado, la cohesión social puede entenderse como la capacidad de una sociedad y de sus instituciones democráticas de promover relaciones sociales de igualdad y generar sentido de pertenencia y una orientación hacia el bien común de una forma percibida como legítima por sus miembros. Esa capacidad requiere de la existencia de garantías de bienestar, la promoción activa de una cultura de igualdad, de mecanismos de reducción para las desigualdades, de reconocimiento, de participación y para la resolución pacífica de conflictos y adaptación a cambios, en el marco de un Estado de derecho y una democracia de calidad”, apuntó.

La investigadora dijo que, en vez de hablar de conflicto y cohesión ella prefería hacerlo de dinámicas de conflicto y cohesión social, entendiendo que estos no son fenómenos aislados, sino más bien procesos y dinámicas situadas en sus contextos, y derivados de factores sociohistóricos, económicos, políticos y geográficos en los que se desarrollan. “Los conflictos son fenómenos multinivel y multidimensionales”, puntualizó.  También se refirió al concepto de memoria colectiva agregando que – por ejemplo- durante el estallido social, las personas de forma espontánea, casi sin saber lo que estaban haciendo, evocaron temas del pasado para hacer sentido de eventos que están viviendo en el presente. “En ese sentido la memoria colectiva era un conjunto de representaciones compartidas sobre el pasado basados en una identidad común a un grupo”, precisó.

La identidad desde los estudios culturales es definida como una construcción múltiple y siempre en movimiento, esto implica discursos, prácticas y posiciones frecuentemente cruzadas y antagónicas, planteó Figueiredo. En ese sentido, aseguró que Chile era un caso de “Settler Society”, es decir, un país con una población mayoritariamente no indígena que concentra el poder político, económico y social del país, lo que se debe al proceso de colonización de siglos anteriores y que hoy día sigue teniendo consecuencias por las relaciones entre indígenas y los grupos mayoritarios no indígenas.

Figueiredo indicó que el pueblo representa actualmente al 11% de la población en Chile, -cifra discutible según la académica-. “Éste fue uno de los pocos pueblos en América Latina capaces de resistir la invasión española y a la colonia sea a través de tratados comerciales y la guerra, posteriormente se procede a la ocupación (pacificación) de la Araucanía por medio de una incursión civil y militar del territorio ancestral para entregar tierras a los colonos. Durante la dictadura militar se produjo una mayor pérdida de territorios y derechos colectivos, posteriormente hubo algunos intentos de reivindicación con la Ley Indígena, la creación de la CONADI, pero hasta hoy existe discriminación estructural hacia las poblaciones indígenas y en particular hacia la población mapuche”, comentó.

A renglón seguido, la investigadora sostuvo que el conflicto se ha visto acrecentado en el último tiempo. Puso como ejemplo el 2021 durante el gobierno de Sebastián Piñera cuando se declara un Estado de Excepción Constitucional en las provincias de Biobío, Arauco, Malleco y Cautín lo que permite militarizar La Araucanía, una región que siempre ha estado en el ojo del huracán, situación que se mantuvo con la actual administración. Además, dijo que, a lo largo del tiempo, desde el 2016 a la fecha, ha aumentado significativamente la desconfianza hacia el pueblo mapuche. “Por investigaciones previas realizadas en Chile sabemos que hay evidencia de racismo, de cambios de estereotipos a lo largo del tiempo, de un olvido del pueblo mapuche en distintos niveles, con una exclusión simbólica y una negación histórica”, sentenció.

La doctora en Psicología explicó que el concepto de memoria colectiva para entender el conflicto presente en Chile se desarmaba porque lo que es pasado sigue vigente y presente. Al respecto, señaló que “se ha perdido la lengua y la construcción narrativa que no hace una diferenciación entre pasado y presente, está enmarcada en la pérdida del territorio y la cultura en el tiempo y aparecen actores sociales más allá del chileno/no indígena que son esenciales para entender estas dinámicas, siendo el Estado y la Iglesia actores fundamentales para entender el conflicto, la exclusión (territorial, simbólica, etc.) y la pérdida cultural”.

La investigadora manifestó que la mantención cultural es importante, pero, en el presente, lo más relevante era la recuperación, revitalización y revaloración de la cultura. “El distanciamiento de la cultura mapuche se debe, sobre todo a fenómenos de pérdida cultural y ocultamiento por lo general involuntario de la identidad. No es que no quiera ser mapuche, no sé ser mapuche, por ejemplo, no aprendí la lengua no me la enseñaron para protegerme del chileno no indígena. Hemos identificado que estas políticas de reconocimiento y reparación que han sido implementadas a lo largo del tiempo reflejan esta matriz postcolonial ya que es un círculo vicioso donde esta exclusión simbólica desde la lengua, la identidad y la cultural y también material pensemos en el territorio y esta negación histórica lo que fue y las consecuencias que trae hasta el día de hoy se relacionan con políticas de reconocimiento y reparación que no son situadas, que no son interculturales donde el pueblo mapuche no participa y vienen desde el Estado hacia el pueblo y por ende vuelven a reforzar esto”, sentenció.

Como reflexión final señaló que debíamos entender las dinámicas de conflicto y cohesión social como algo en constante movimiento y que se representa de manera distinta por diferentes grupos y actores sociales. “Como desafíos futuros yo apunto hacia la polarización social y política ejemplo de esto es el aumento de le extremo-derecha, el proceso constituyente el incremento de la violencia. Dentro de las crisis por venir las peleas por los recursos naturales, el agua, el territorio y también el aumento de la diversidad social a nivel étnico, sexual, la llegada de distintas olas de migrantes lo que complejiza estas ideas de identidades, las matrices de dominación y sin duda el rol de las instituciones y el deterioro de la confianza en ellas”, precisó.