UMAG impulsa y se compromete con la investigación de la caligidosis en Magallanes
2023/09/14Facultad de Ciencias, Investigación, Portada UMAG, noticias- “Para comprender la situación del caligus o piojo del salmón debemos asumir esta problemática con rigor y colaboración”, plantea la doctora en oceanografía Bibiana Jara, quien lidera la gestión académica para los estudios de este parásito en la institución de educación superior.
-A través del Departamento de Cs. y Recursos Naturales ya se han llevado adelante dos instancias de diálogo y trabajo conjunto con la industria y la Academia.
Por Ángela Molina Videla (texto) y Mónica Araus Sieber (fotografías), Dirección de Comunicaciones.
Según consigna el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) en su sitio web, “la caligidosis es una enfermedad producida por Caligus rogercresseyi, comúnmente llamado piojo de mar, que corresponde a un ectoparásito copépodo que habita las aguas marinas y salobres de Chile, y que parasita salmónidos de cultivo generando pérdidas económicas explicadas principalmente por la mortalidad de los peces, el aumento de la predisposición a las infecciones secundarias, los costos de tratamiento, el alargamiento del ciclo de cultivo producto de la disminución de la eficiencia de conversión alimenticia y la limpieza de la carcasas durante el procesamiento”.
Presente en Chile hace más de una década, esta parasitosis sigue imponiendo desafíos para su vigilancia y control, y no sólo al sector industrial y la institucionalidad pública, sino también al mundo de la Academia, que ha intensificado la investigación colaborativa a nivel nacional del caligus. En Magallanes, las primeras cargas parasitarias se detectaron el 2017, un problema de data reciente, pero que preocupa al momento de pensar las mejores estrategias tempranas de manejo que permitan avanzar en un control preventivo frente a los impactos negativos que conlleva la existencia de este parásito en las aguas australes.
Conscientes de este problema, investigadores/as y académicos/as del Departamento de Ciencias y Recursos Naturales de la Universidad de Magallanes (UMAG), asumieron el compromiso de impulsar y fortalecer la investigación sobre el Caligus en Magallanes y, desde 2022, comenzaron a organizar diversas instancias colaborativas de diálogo, discusión y experiencias en torno al manejo de este piojo de mar, que involucra a empresas de salmonicultura, otras universidades chilenas, estudiantes de carreras afines y organismos como el Sernapesca.
En ese contexto, recientemente y con el apoyo del Consorcio Sur-Subantártico “Ciencia 2030”, llevaron a cabo el encuentro “Piojo del salmón en Magallanes: problemáticas en la industria salmonera y estrategias de manejo” que reunió a los actores del sector en torno a una actualización sobre el estado de caligidosis a nivel regional. En la instancia, estuvieron presentes Carlos Navarro de Sernapesca, quien se refirió a la situación sanitaria; Gladys Asencio de la U. Lagos, quien hizo un repaso por la historia en el manejo de este parásito; Sylvia Oyarzún, académica UMAG, cuya exposición versó sobre el análisis de la biología reproductiva del caligus; María Teresa González de la U. de Antofagasta, quien abordó la parte genética; Marco Rozas, veterinario de Pathovet, abordando el rol de la inmunología y, en su calidad también de directora del Departamento de Ciencias y Recursos Naturales de la UMAG, Bibiana Jara, quien cerró hablando acerca del uso y destino de los antiparasitarios.
Para referirse más en profundidad a este problema y el rol de la UMAG en su abordaje, la investigadora conversó con nosotros para dar cuenta de las proyecciones en torno al estudio de la caligidosis.
¿Cómo partió esta iniciativa de adentrarse en la investigación del Caligus?
“Todo esto partió principalmente por el contacto con Gladys Asencio que está viniendo a la región porque ya está la problemática del piojo del salmón acá y se necesita hacer investigación respecto de todo lo relacionado con esta especie y desde todos los puntos de vista, partiendo cómo es el organismo y conocer su fecundidad, cómo es toda la parte biológica que es algo que nuestra colega Sylvia Oyarzún puede realizar porque es especialista en esa área, y ahora estamos ampliando y tratando de llevar adelante una problemática que se va a acrecentar probablemente. Y como somos la única universidad en esta zona es nuestro deber hacerlo, entonces estamos impulsando el tener el contacto con la industria salmonera. Muchas veces ellos venían y preguntaban cosas, pero no sabían bien a quien acudir y a eso responde hacer este tipo de actividades que son charlas y talleres para que sepan que la Universidad se va a hacer cargo de este tema, que cuentan con nosotros, que nosotros contamos con ellos, entonces desde aquí iniciar una buena colaboración de trabajo entre ambas áreas y entre ambos aspectos, tanto empresarial como de la Universidad”.
Al ser un problema reciente, me imagino que la idea con todo esto es abordarlo tempranamente, ser más preventivos ante estos eventos…
“Claro, lo que no se pudo hacer en las otras zonas donde ya está la acuicultura instalada y tienen el problema gravísimo de caligus y el tener que medicar, cosa que esperamos que acá no se tenga que hacer o si se hace sea muy poco… y también había dentro de los que vinieron al taller y a las charlas, había algunas industrias que también son para las áreas del salmón, pero que son farmacéuticas o que estudian algún tipo de compuesto buscando alternativas buscando que sean lo menos invasivo posible al medio ambiente. Entonces podemos probar esas cosas acá todavía y avanzar en eso”.
¿Es un desafío apostar por soluciones más sustentables a lo farmacológico que puedan quizás no incidir en el avance del cambio climático?
“Por eso son cosas que se deben estudiar. Se sabe que hay una alta dependencia de la sobrevivencia dependiendo de la salinidad, que la temperatura también puede afectar, principalmente a la fecundidad y dispersión del caligus, y a la sobrevivencia justamente de las larvas y de los otros estados, pero no se sabe a ciencia cierta qué tanto es, el cambio climático qué tanto va a afectar aumentando la temperatura, pero a la vez, como va a haber deshielos, puede que disminuya la salinidad, entonces hay que hacer estudios al respecto, que es parte de la tesis que está haciendo una estudiante de Ingeniería Acuícola Plan Especial que está trabajando ya con caligus y que está viendo las relaciones de temperatura – salinidad. Prontamente vamos a involucrar a estudiantes de Biología Marina y desde el año pasado ya se han hecho dos o tres cursos de certificación para ser observadores de caligus desde el Sernapesca preparados con Gladys (Asencio), entre los que estoy yo.
Acá ella lo ha hecho dos veces. Una acá en la Universidad con gente del Departamento y también se invitó a los estudiantes de las carreras técnicas del área acuícola que tomaron esos cursos.
Tenemos que nosotros ser los pioneros en llevar adelante estos estudios porque somos la Universidad más austral de Chile y de la que dependen los estudios ambientales de las problemáticas que se vayan a generar”.
Si tuvieras que hacer un balance de todo lo que se habló, ¿cuáles serían los aspectos más importantes que tuvo este diálogo?
“Fueron varias cosas. De partida el querer saber cómo es la actividad reproductiva y de fecundidad del caligus que no se ha hecho un estudio muy concreto al respecto porque siempre la discusión se ha centrado más en cómo lo puedes sacar de la acuicultura, pero no realmente la fecundidad que va a tener, entonces el aspecto biológico reproductivo es uno de los más importantes. Están también los aspectos genéticos, para ver qué tipo de poblaciones son, si son las mismas poblaciones o es alguna que ya se adaptó a esta zona, y es lo que hay que estudiar porque todavía no se sabe, por eso vino la profesora de la Universidad de Antofagasta que es especialista de la parte genética y que está haciendo genética de caligus. Principalmente eran esos dos aspectos los que más preocupaban y que les interesaba, sobre todo a la industria conocer y saber. Y en eso ellos también se comprometieron a permitir o colectar en cuanto tengan caligus, además que tienen que reportarlo, para poder someterlos a estudio.
Hicimos un taller con la industria y dentro de los acuerdos está volver a juntarnos para concretar algún convenio o algo que nos permita trabajar en conjunto con el aporte que ellos nos puedan dar de toda la parte de terreno, acceso a los lugares y todo eso, y lo de investigación que sería empezar a buscar formas de investigación, pero ya a través de convenios”.
Las particularidades geográficas de Magallanes ¿podrían arrojar alguna estrategia local para abordar el problema?
“Es parte de lo que se tiene que estudiar. Y además de eso no sólo estudiar al organismo que ya está sobre el pez, sino que estudiar la presencia de las larvas que están en la columna de agua. Eso es algo que también se conversó y yo creo que en la próxima conversación concretar el hecho que se les prepare a ellos (empresas) para que puedan tomar muestras de organismos, de columna de agua y evaluar si están esos organismos en las zonas donde ellos están y que es algo que podrían hacer. Obviamente esas muestras llegan acá a la Universidad de Magallanes y acá se analizan”.