Claudio Gómez durante una actividad de la Facultad de Ingeniería en 2019.

Bajo las medidas sanitarias correspondientes, el pasado martes 04 de mayo, en el patio cubierto del Edificio de Rectoría y en jornada de la mañana, se llevaron a cabo las votaciones para la elección del nuevo decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Magallanes.

Al cargo ocupado, hasta ese entonces, por el docente Carlos Arias, se presentó sólo un postulante, el académico e investigador del Departamento de Ingeniería Química, Dr. Claudio Gómez Fuentes, quien, por amplia mayoría -29 votos a favor de 32 votos emitidos-, resultó electo el nuevo decano para los próximos tres años.

“Nosotros, como Facultad de Ingeniería y Arquitectura, nacemos en los orígenes de la Universidad de Magallanes, intentando dar solución a los problemas típicos de esta tierra. Nuestro deber durante este período entonces, será profundizar más en esta relación que tenemos como Facultad, como ingenieros e ingenieras, demostrando que existe el conocimiento suficiente aquí en Magallanes, al sur del mundo, para realizar Ingeniería y Arquitectura del primer nivel”, manifestó el investigador poco después de conocer los resultados, agradeciendo a sus colegas la confianza depositada en su nombre.

De igual forma, se refirió a los principales desafíos del área institucional. “Nuestra idea, durante este tiempo, será mejorar la investigación, pero no cualquier investigación, sino una investigación aplicada al territorio. También queremos hacernos fuertes como Facultad y demostrar que estamos listos para enfrentar los nuevos desafíos que vienen en el futuro y los desafíos que plantea situaciones tan complicadas como la pandemia que estamos viviendo”, resaltó.

Claudio Gómez Fuentes, es ingeniero civil bioquímico, tiene un magíster en Ingeniería Sanitaria y Ambiental, y un doctorado en Ingeniería Ambiental. Su trayectoria académica la ha dedicado al área del Medio Ambiente y la Sustentabilidad, liderando, a nivel regional, proyectos como UMAG Sustentable, originado por un Acuerdo de Producción Limpia (APL) en Punta Arenas, y su trabajo en CIMAA (Centro de Investigación y Monitoreo Ambiental Antártico), iniciativa que sirve a bases nacionales e internacionales del continente blanco en el tratamiento de las aguas residuales.