Estudiantes del Voluntariado brindan acompañamiento remoto a adultos mayores del Hogar Cavirata

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Sandy Vargas, voluntaria UMAG en contacto telefónico de acompañamiento a las personas mayores del Hogar Cavirata.

Dado el contexto de emergencia sanitaria por COVID-19  y medidas como la suspensión de los programas de atención presencial y confinamiento, cuyos efectos impactan en la esfera física y emocional de las personas mayores, es que, desde fines de julio y por un período de tres meses, un grupo de voluntarias y voluntarios estudiantes de diversas carreras de la Universidad de Magallanes (UMAG), llevan a cabo un programa de promoción de vínculos intergeneracionales mediante el acompañamiento remoto a personas mayores residentes del Hogar Cavirata de Punta Arenas.

Se trata de una iniciativa que busca minimizar, en la tercera edad, las consecuencias que trae la pandemia en términos sociales, favoreciendo un espacio de apoyo a distancia tendiente a promover su bienestar anímico en tiempos de crisis. Bien lo sabe, la voluntaria y estudiante de Enfermería Sandy Vargas quien, periódicamente y vía telefónica conversa con algún integrante del Hogar para hablar del día a día y ser escucha permanente de las historias que viven las personas de esta residencia.

“La experiencia ha sido súper satisfactoria, por el hecho que hemos aprendido de la gratitud que ellos nos muestran. La mayoría lo valora y ellos no tienen smartphones, por lo tanto, solamente es la voz; y ya, el solo hecho, que nosotros los llamemos, ellos se alegran porque se les nota, entonces están contentos y eso hace que sea más bonito porque nunca pensamos que iba a ser así”, comenta Sandy, agregando que “la idea, cuando termine todo esto, es poder conocerlos, planear un día, una actividad y llegar a abrazarlos, presentarnos, decirles ‘conmigo estuvieron hablando todo este tiempo’”.

Al menos dos contactos telefónicos a la semana sostiene la alumna con las personas mayores que le toca acompañar, y lo hace, al igual que varios de sus compañeros y compañeras, en base a una asesoría técnica que involucra a profesionales de la Dirección de Responsabilidad Universitaria -donde se aloja el Voluntariado- y el Centro Diurno Referencial para Personas Mayores, que traspasa la experiencia en intervenciones remotas a las y los futuros profesionales de la UMAG con un enfoque gerontológico.

Foto archivo: adultos mayores del Hogar Cavirata en actividad con estudiantes de la UMAG el año 2018.

Al respecto, Paola Fernández, directora del Centro Diurno, señaló que “lo que hace este programa es promover las relaciones intergeneracionales y por eso como tutores, acompañamos en este proceso a los estudiantes, la mayoría de ellos de último año de distintas carreras y les inculcamos actitudes pro sociales, de practicar la solidaridad en estos momentos”.  En ese sentido, hizo hincapié en que “una de las maneras de derribar estereotipos o mitos sobre el envejecimiento y la vejez, es conociendo y acercándonos a este grupo etario, entendiendo que las personas mayores no son solo sujetos de protección, sino también actores de esta sociedad”.

Para la directora de la Fundación Cavirata, María Isabel Baeriswyl, la actividad ha sido muy valiosa, ya que tiene muy contentos a las y los adultos mayores que viven allí. A su juicio, “ha sido un aporte para ellos y para todos los chiquillos que están en este proyecto, porque tanto para los residentes del Hogar como para estos jóvenes voluntarios es un enriquecimiento mutuo. Ellos van a escuchar historias maravillosas, van a aprender mucho y los abuelos van a tener a su vez un enriquecimiento para el alma, para tener un mejor bienestar diario, sobre todo, en estos momentos tan críticos”.