-Taller de ilustraciones, inserto en el programa de la Escuela de Temporada 2019, tuvo por objetivo conocer parte de la fauna regional y concientizar sobre la convivencia con el entorno natural.
La similitud del Queltehue con un dispositivo de alarma; la capacidad de danzar del Bailarín Chico; las bondades del canto de Chincol; las grandes condiciones de buzo que posee el Pimpollo; la pendenciera Tagua o el sacrificio del Caiquén por salvar a sus crías, fueron motivos de inspiración para la decena de participantes del taller “Antropomorfia: Ilustración de aves humanizadas en acuarela”, iniciativa impulsada por la Escuela de Temporada 2019.
Luego de conocer características y el comportamiento de ocho especies que habitan la región, gracias a antecedentes proporcionadas por el ingeniero agropecuario y ornitólogo, Humberto Gómez, los alumnos estamparon las particularidades y rasgos de las aves en pinturas, recurriendo a la técnica de la acuarela.
El curso práctico, que se desarrolló en dependencias del Instituto de la Patagonia el martes y jueves último, surgió a raíz del interés por propiciar una mejor relación y cuidado del entorno natural, estimulado mediante la expresión artística.
Este taller, aseguró la artista visual y guía del módulo pictórico, Leonor Harris, “nace para acercar el conocimiento de las aves a las personas. Y la excusa es la acuarela. Humberto, que es especialista en aves de la región, conversó acerca de ocho especies, cómo y dónde habitan, su comportamiento y características físicas, que luego fueron llevadas a la acuarela, antropomorfizándolas, o sea, disfrazándolas de humanos”.
Para el especialista en aves, la iniciativa representó una oportunidad para “aterrizar” la postura del hombre, respecto de su percepción y convivencia con el entorno natural.
“Nosotros no estamos comprendiendo que somos parte del ecosistema, nos creemos superiores. Pero somos parte de y la única forma de entenderlo es que, de alguna manera, exista este tipo de talleres, en los que se reduzca esta brecha que existe entre lo que pensamos que es inferior y nosotros. Somos una especie más. Este tipo de tallares es lo que está faltando para que nos vinculemos entre las artes y todos los mundos, como el científico, para que esto se aterrice y comprenda, y comencemos a caminar hacia un futuro más sustentable”, recalcó Gómez.
Queltehue, Bailarín Chico, Chincol, Pimpollo, Tagua, Caiquén, Pato Vapor y el Pato Jergón Chico, fueron las ocho especies que concentraron la atención de la didáctica propuesta que vinculó el arte con la fauna regional.
La Escuela de Temporada es una acción conjunta de la Universidad de Magallanes (UMAG); la Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, a través del programa Fortalecimiento de la Identidad Cultural Regional, y la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC).