Estudiante colombiano de intercambio: “me gustó mucho encontrar que exista un espacio cultural, además del académico”
2017/06/14Portada UMAG, noticias-Sergio Riveros, oriundo del país caribeño, cursa asignaturas de sus últimos años de estudio en la carrera Derecho.
-Y aunque las leyes lo trajeron de visita a Chile, su talento en el piano también es protagonista de su experiencia, porque en el Conservatorio de Música de la casa de estudios puede practicar, semanalmente, el que considera su pasatiempo favorito.
Olor a café se respira cada vez que arriba a Magallanes la sabia colombiana a cargo de jóvenes estudiantes que vienen a realizar sus pasantías académicas a la UMAG, quienes, como tantos otros, llegan atraídos por la geografía y las particularidades culturales de éste, el punto austral del mundo.
Este año no fue la excepción y, en el grupo de 12 extranjeros que escogió la continuidad de sus estudios en la principal institución de educación superior de Magallanes, vino Sergio Alejandro Riveros, de 20 años, proveniente de la céntrica ciudad de Ibagué y la Universidad del mismo nombre, con la convicción de fortalecer su experiencia formativa en Derecho, pero a su vez, la afición por la música, tras una carrera dedicado al piano que partió desde la infancia.
A meses de su arribo a Punta Arenas, Sergio es un aprendiz de la vida universitaria del estudiante austral, muchas veces fría por el clima imperante, pero cálida por su amable gente y la tranquilidad que caracteriza el quehacer magallánico dentro y fuera del hogar.
¿Qué te motivó salir de tu país y venir a estudiar a Chile?
“El intercambio cultural que se puede lograr. Ahora Chile siempre me ha parecido un destino atractivo porque tengo compañeros en debate competitivo universitario, que son chilenos y son muy buenos. Tengo entendido que entre las mejores escuelas de debate está Chile y dije bueno, aprovecho de una vez para impregnarme de esa cultura, de la buena educación que reciben los chilenos, además de ser un destino tan lejano al centro”.
Y Magallanes lo es aún más… ¿qué atributos viste en este lugar?
“Me parecía atractivo que no fuera un destino cliché o muy recurrente, al ver el eslogan de ‘la ciudad más austral del mundo’, pues dije ‘¡vamos, vamos!’. Además, quería conocer la cultura sureña, que me parece tan pura a diferencia de las ciudades urbanas del centro de Latinoamérica.
Estando aquí ya veo la tranquilidad, la seguridad, la gente es muy amable y conserva mucho sus tradiciones históricas, sus tradiciones más puras”.
¿Cómo fue tu proceso de llegar acá?
“Me inscribí en dos convocatorias de la oficina de Relaciones Internacionales de la Universidad de Ibagué. Una era para México, la que no logré, sin embargo para la segunda convocatoria, que fue del convenio entre las Ues de Colombia (Ascún) y Chile (Cruch), sí me admitieron. No tenía mucha idea de la Universidad de Magallanes en sí, pero cuando investigué me entusiasmó mucho más que no fuera, como te decía, un destino que escogieran todo el tiempo”.
Tu carrera universitaria es Derecho, ¿te parece muy diferente lo que aquí aprendes a lo que empezaste en Colombia?
“La legislación chilena y la legislación colombiana son similares en cuanto a derecho económico y derecho civil; y como el derecho civil está presente en casi todas las ramas, me hace mucho más sencilla la tarea que sea en América Latina. Actualmente, curso los ramos de económico, tributario, derechos humanos, derecho político y derecho del trabajo en la Universidad de Magallanes que corresponden a materias de los tres últimos semestres que me restan en la Universidad de Ibagué”.
La Música: un aprendizaje continuo
Y en tus intereses está la música… ¿puedes contarnos más de eso?
“Soy graduado del Conservatorio de Ibagué donde hice tanto la primaria como la secundaria. De ahí salí graduado como técnico en especialidad musical. Empecé a practicar el piano alrededor de los 9 años, entonces ya llevo casi 12 como pianista y me interesó mucho encontrar que acá exista un espacio cultural, además del académico. Así, fui al Conservatorio (de la UMAG), hablé con el director (Sergio Pérez Bontes) y él, muy amablemente, me prestó el espacio -siempre y cuando esté disponible- para realizar mis ensayos personales y no descartamos la posibilidad de hacer un ensamble con otros instrumentistas durante mi estadía. Suelo ir a tocar dos o tres veces a la semana”.
Y fuiste de la Música al Derecho entonces, sin dejar de tocar ¿cómo fue esta transición?
“Siempre me hacían la pregunta por qué no seguí en carrera a la Música si ya llevaba 12 años aprendiendo. La respuesta que suelo dar es porque la Música yo la veo más como algo para relajarme, para pasar un tiempo, pero no creí tener la suficiente disciplina para dedicarme de lleno a ella, porque siempre me han llamado la atención mucho los temas sociales, los temas jurídicos y los debates que pueden haber al interior de este tipo de espacios y que pueden transformar tanto la vida de quien estudia o quien trabaja en la sociedad en general”.
¿Cómo es esto de mezclar ambas cosas?
“Es bien interesante, porque la música le permite a uno desarrollar más habilidades cognoscitivas y concentración, mucha más disciplina. En el Conservatorio, uno tenía que dedicar gran parte del día a estudiar música y a estudiar las demás materias, así que ha sido un gran complemento todo”.
Vida universitaria
¿Cómo ha sido la adaptación con tus compañeros en la universidad?
“Encuentro que suelen ser muy reservados o ya tienen grupos muy consolidados. Como estoy en tres grupos diferentes tengo amigos en los tres grupos, además entre los estudiantes de movilidad tenemos una relación muy buena. En la residencia convivo con una colombiana de Bucaramanga y un español de Islas Canarias, y nos llevamos muy bien”.
Durante tu estadía en la Patagonia, ¿Qué lugares has podido conocer? Y ¿Qué lugares deseas visitar?
“Conocí el Palacio José Menéndez, el museo Sara Braun, la Costanera, el Barrio Croata y la Plaza de Armas, la ciudad y sus alrededores, en general. Me interesa igual conocer las Torres del Paine, el Fuerte Bulnes e incluso ir hasta Argentina para conocer también sus reservas naturales”.
Te encuentras muy lejos de casa ¿Qué piensa tu familia sobre esto?
“Mi familia está muy emocionada y entregada con la experiencia. Cuando hablamos en las noches me hacen muchas preguntas sobre la experiencia y el estilo de vida, porque hay algunos cambios, como dejar la comodidad de la casa, vivir sólo y adaptarme a eso”.
Conciencia Social
Tú vienes de una universidad privada, ¿tenías alguna noción de lo que ocurría en Chile con la educación pública y los cambios educacionales que se están impulsando?
“Sí. Tanto por las manifestaciones estudiantiles y por la solidez de los grupos para exigir mayor cobertura, mayor calidad en la educación, por el debate, en general, que, desde muy jóvenes, están dando. Hay muchos que después ingresan a escuelas de debate en colegios y universidades y eso les da muchas ventajas.
En Colombia también existen universidades públicas y privadas y pese a que no es comparable a lo que se vive en Chile, allá no deja de ser costoso comparado con la educación pública que es casi gratuita”.
¿En Colombia quedan tareas pendientes que esa sensibilidad social haya captado?
“Sí, claro. No dejamos de tener una deuda como sociedad. Queda el tema más difícil que es reconfigurarla después de un conflicto de 50 o 60 años”.
Texto y entrevista:
-Gerardo Campos – estudiante de Pedagogía en Historia UMAG
-Ángela Molina – periodista Dirección de Comunicaciones UMAG