El consumo medicinal de la planta cannabis sativa, más conocida como marihuana, ha sido un tema que, durante este último tiempo, se ha tomado la agenda de salud del país a nivel legislativo y que ha motivado, a distintas organizaciones ciudadanas a ejercer un trabajo de información y desmitificación respecto a su uso.
La actriz y comunicadora social, Ana María Gazmuri, es una de las precursoras de este ejercicio ciudadano a través de la Fundación Daya, ONG dedicada a la investigación y promoción de terapias alternativas orientadas a aliviar el sufrimiento humano, como, asimismo, a colaborar y asesorar en el diseño de políticas públicas que promuevan el bienestar físico y espiritual de las personas.
En ese contexto, y dentro de los proyectos institucionales que tiene la fundación junto a municipalidades, instituciones de salud públicas, universidades y otros centros de investigación, Gazmuri llegó a la región y brindó una charla en la Universidad de Magallanes invitada por la Dirección de Extensión de la casa de estudios, oportunidad que fue aprovechada por estudiantes, académicos y comunidad en general interesada en conocer el trabajo del organismo en torno a las terapias medicinales a partir de la marihuana.
Según la interacción que pudiste tener con el público de Magallanes, ¿cómo ves que es asimilado el tema?
“A diferencia de lo que pasa en otras zonas del país, todavía aquí hay un poco más de tabú sobre el tema. La gente no se atreve a plantearlo tan abiertamente. En otras partes, uno se encuentra que es una realidad totalmente instalada, en que los pacientes salen mostrando sus plantas. No hay sensación de algo escondido, algo oculto que todavía acá uno percibe un poquito de eso, un poquito de temor y, justamente, cuando hablamos de promoción de derechos, tiene que ver también con informar a la ciudadanía cuáles son sus derechos”.
Entonces ¿hace falta promover estos derechos?
“Yo creo que se relaciona porque no se conocen esos derechos y existe temor. Hoy día, el uso terapéutico, el uso medicinal es legal, está permitido, la gente puede cultivar sus plantas para ese uso y a veces no lo sabe, lo desconoce. Y en ese sentido, estamos haciendo esa difusión, empoderando a la ciudadanía para ejerza un derecho, porque tenemos una muy buena alternativa terapéutica, como una planta medicinal doméstica que pueda prestar muchos servicios, muchas utilidades en sus diversos formatos y también en la creación de fitofármacos en base a cannabis como estamos desarrollando para enfermedades más complejas”.
¿Cuál es el desafío de la Fundación Daya en ese sentido?
“Sentimos que a pesar de este clima un poquito más silenciado con respecto a este tema, hay un tremendo interés y la gente ya sabe de esto, ya sabe del potencial medicinal y, de hecho, hay mucha gente en la región de Magallanes usando ya cannabis medicinal, todavía un poco en silencio. De alguna manera, esta visita ha servido para afiatar los grupos de trabajo locales y que puedan seguir desarrollando esto acá, porque esa es la propuesta de Fundación Daya, las comunidades organizadas, que puedan generar sus propios grupos de trabajo y reciban el apoyo, la orientación de nuestra Fundación a lo largo de Chile. Esa es un poco nuestra mirada”.
¿Crees que es correcto el camino por el que se ha llevado este tema en el Parlamento?
“Es delicado lo que está pasando a nivel legislativo, ¿en qué sentido? Me parece bien cómo recoge el tema la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, que se reúnen con las organizaciones que trabajan en esto, que conocen el tema, profundizan, se interiorizan como corresponde y, desde ahí, elaboran una propuesta. Una propuesta que a nuestro entender es bastante correcta, tiene algunos detalles que hay que mejorarlos, pero en general una propuesta bastante correcta. ¿Dónde surge el problema? Cuando, tardíamente, interviene el Ejecutivo, y ya conocemos los trascendidos de lo que serían sus indicaciones que no tienen nada que ver con el espíritu del proyecto que se está llevando adelante en la Cámara de Diputado. Que una planta sería falta y más, un delito. Cuando tenemos que transformar una política de droga para efectivamente dejar de criminalizar al usuario, esta propuesta no ayuda en nada, ellos pretenden crear una regla que va a ser quebrada permanentemente, porque a ningún usuario le alcanza con una planta, eso ni medicinal, ni recreacional, etc.”
¿Cuál es el mensaje que uds. le quieren dejar a la comunidad de esta región?
“A informarse adecuadamente, a romper el cerco comunicacional que muchas veces hay frente a estos temas, a dejar atrás años de tabú, de desinformación y mala información. Yo no digo que tengan que creerme a mí. Investiguen, sean ciudadanos curiosos, interesados por su realidad, por su contexto, por lo que ocurre. Conozcan sus derechos y exijan ejercerlos. Acá, hay una alternativa que entendemos puede molestar a algunas entidades que se benefician del estatus quo, que tienen fines comerciales; entendemos que no es una buena idea para quienes están en el gran negocio de la industria farmacéutica. Hoy día, la gente empieza a recurrir a lo más natural porque tiene la experiencia del buen resultado y deja de consumir el exceso de medicamentos que es casi una costumbre”.