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06 de Agosto del 2021

Expo Hidrógeno Patagonia: CERE puso énfasis en las oportunidades y desafíos de la industria en Magallanes

A fines de abril y por iniciativa de la CORFO, se llevó a cabo la Expo Hidrógeno Patagonia 2021, un evento virtual, a nivel latinoamericano, de intercambio técnico y tecnológico respecto a la futura industria del hidrógeno verde en nuestro país, el cual, en su primera versión, contó con más de 28 exposiciones y 20 stands a través de una plataforma de interacción, que permitió establecer vínculos de negocios y colaboración entre empresas e instituciones relevantes en la cadena de valor de este energético.

La iniciativa tuvo como centro el análisis de la producción de H2 desde Magallanes, dado el liderazgo nacional y mundial que podría adquirir la zona con la llegada de una planta piloto anunciada por la compañía HIF. Por ello, la mayoría de los tópicos abordados relacionados con economía, infraestructura, financiamiento, etc. aterrizaron a la realidad local, teniendo a la abundancia de energía eólica como el gran potencial que hace posible esta industria renovable en el fin del mundo.

En ese contexto y como ha sido la tónica en temas de energía a nivel nacional, el Centro de Estudios de los Recursos Energéticos de la Universidad de Magallanes (CERE UMAG) fue uno de los tres centros de investigación convocados para conformar el panel “Investigación y Academia Nacional”, donde su director, investigador y académico de la Facultad de Ingeniería de la UMAG, Dr. Humberto Vidal, hizo énfasis en las oportunidades y desafíos tecnológicos en el desarrollo del hidrógeno verde renovable en Magallanes.

Haciendo un barrido primero por el contexto energético regional, el académico se refirió a la complejidad de esta industria y las dificultades en almacenamiento y transporte, para así, abordar las alternativas que pueden impulsarse para facilitar su proceso, como la producción de otros químicos como el metanol o el amoniaco. Tras esto, centró la mirada en lo regional para plantear las siguientes: preguntas: “¿para qué vamos a hacer todo este esfuerzo? ¿Va a ser sólo hidrógeno para exportación o estamos pensando también en el consumo local regional?”

“Primero –expuso Vidal- se tienen que satisfacer criterios económicos para que esta industria pueda surgir y después, naturalmente, podremos pensar en aplicaciones regionales, como por ejemplo, proveer de electricidad y calor a la región, sobre todo, en comunidades aisladas que dependen absolutamente de combustible fósil, diésel en particular, inyectar parte de este hidrógeno en las redes de gas, permitir que este hidrógeno pueda integrarse a las actividades comerciales de la región: salmonicultura, turismo, etc.”

De esta forma, manifestó que “ojalá que pueda beneficiar a la región de Magallanes y no sólo convertirse en un bien transable en el mercado energético mundial y por eso deberemos esperar que primero se produzcan las grandes escalas de producción para que después la región pueda tener un espacio de beneficio con esta industria que se aproxima a pasos agigantados”.

Para hacer ver esta dimensión y entender el proceso tecnológico que está detrás, el director del CERE sostuvo que había que tener presente algunas cifras: “Para una planta de tamaño comercial de 120 mil toneladas al año, se requeriría un parque eólico de 56 turbinas de 4,5 MW, eso es un parque bastante interesante, con una potencia de electrólisis instalada de 140 MW y, por lo tanto, como para producir hidrógeno necesito electricidad y agua, esta planta requeriría aproximadamente 14 piscinas olímpicas de aguas sin tratar al mes. Por lo tanto, el mensaje que nos está entregando esta situación es que, probablemente, tendremos que utilizar el agua de mar, a través de un proceso de osmosis inversa, porque se va a requerir grandes cantidades de agua que tendremos que sacar del Estrecho de Magallanes”.

A ello, añadió que se sumaba otro desafío, “porque la electrolisis –explicó- requiere no solamente un suministro eléctrico, sino que la calidad de este suministro tiene que ser bastante estable y eso es para poder evitar paradas de la planta que afecten la calidad del hidrógeno que se quiere comercializar. Obviamente, tenemos un problema porque la generación eólica es de naturaleza intermitente, entonces tenemos que, de alguna manera, compensar eso y tenemos dos alternativas: o nos conectamos a la red eléctrica que es un problema porque tenemos una red pequeña, de características débiles o contar con un sistema de almacenamiento que quizás podría ser una oportunidad para introducir ese tipo de sistemas en la región y poder dar estabilidad a esos grandes parques que van a requerir estas plantas”.

Lo tercero que planteó es cómo evacuar estos productos que van a ser generados en grandes cantidades y por supuesto van a salir por vía marítima. “La planta que mencionaba anteriormente, de 120 mil toneladas al año, suponiendo una frecuencia de 4 embarques por año significaría que tendríamos que mover barcos de 30 mil toneladas en cada viaje. Esos barcos tienen un gran calado, más de 10 metros cada uno, por lo tanto, el desafío que gatilla eso es que la infraestructura portuaria existente en Magallanes va a tener que readaptarse, va a tener que hacerse un estudio para ver cuáles son esas consideraciones”, dijo.

Entre sus conclusiones hizo ver que Magallanes tiene infraestructura existente como puertos, poliductos, plataformas y la expertise en gas, lo que sumado a la existencia de franquicias tributarias como la Ley Austral y Ley Navarino “podrían servir de incentivos a los inversionistas que se acerquen a esta región”. Sin embargo, hizo hincapié en que “estas transformaciones de nuestro viento patagónico en otros productos tienen desafíos técnicos que deben ser abordados. Esa es la razón por lo cual necesitamos proyectos pilotos para poder tener un aprendizaje real y que esta curva de aprendizaje se produzca en el menos tiempo posible, de tal manera que no se conviertan en una brecha tecnológica para el avance de esta industria”.

De igual manera, recalcó que toma relevancia la formación de capital humano, “y eso significa –subrayó- que tenemos que formar un ecosistema regional que se preocupe de agrupar a las empresas, instituciones de educación e investigación y al Gobierno para que podamos dar las facilidades de formar a esta cantidad de gente que se va a desempeñar en esta industria”.

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