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Centro de Investigación GAIA Antártica


Investigación – Docencia – Vinculación con el Medio

25 de marzo del 2020

Antártica : Unico continente libre de la Pandemia

El continente de la Antártida, un lugar de extremas bajas temperaturas y hielo constante, tiene una ventaja para detener la propagación de coronavirus. Se trata de un territorio remoto, escasamente poblado y de difícil acceso, lo cual representa una ventaja en estos casos.

Por eso, en estos momentos, no existe ni un solo caso confirmado del Covid-19 en las 4 mil personas, principalmente científicos y personal militar, que se encuentran destacados en el territorio.

La aparente seguridad que se vive en la Antártida ha llevado a que algunas personas insten a quienes ahí viven a que permanezcan en el continente, ya que es un lugar más seguro.

Aún en tiempos que no son de pandemia global, únicamente un mínimo de personas entran y salen del continente, además de que personal médico analiza a los recién llegados para buscar influenza u otras enfermedades infecciosas.

Della Rovere, líder de la 35va expedición italiana a la Antártida, señaló que en estos momentos el continente es el lugar más seguro del mundo, ya que no existen contactos con el mundo exterior y se encuentran muy alejados de cualquier asentamiento humano.

Sin embargo, el peligro podría incrementarse si de alguna manera la enfermedad llegara al continente, ya que no se cuentan con los recursos médicos suficientes para atender una enfermedad de ese tipo.

Algunas de las bases que se encuentran en la zona cuentan únicamente con un profesional médico, por lo cual las cosas podrían dificultarse rápidamente en caso de que la pandemia se propagara en la zona remota.

La situación es una posibilidad, ya que algunas personas han llegado a la base tras el inicio de la pandemia. Pese a que se les lleva a cabo una revisión para buscar síntomas, no se les aplican las pruebas para determinar con certeza si padecen de Covid-19 o no.

24 de marzo del 2020

Entrevista al primer piloto chileno que aterrizó en antártica con un C-130

“Creo que no hay otro oficial en la institución con tantas horas de vuelo como yo”, dice el general de Aviación (R) Jorge Iturriaga Moreira, de 84 años, casado, con tres hijos y cinco nietos. Y apunta a sus más de 7 mil horas a lo largo de 40 años en la institución, desde 1954, de las cuales cerca de 1.500 fueron a bordo de un C 130 Hércules.Aquel es un dato esencial. No solo por la notoriedad que alcanzó este modelo tras el accidente del 9 de diciembre pasado, en el que fallecieron 38 personas en el Mar de Drake por razones que aún se investigan. También porque Iturriaga estuvo destinado muchos años al Grupo de Aviación N° 10, del cual llegó a ser comandante, y al Departamento Antártico. Y en ese marco, el 22 de marzo de 1980, hace 40 años y a bordo de un C-130, fue quien lideró el primer aterrizaje en la Antártica.

“Mi primer contacto con la Antártica fue en 1966, cuando el jefe del Comando de Combate, el general Julio De la Fuente, tenía la idea de que había que buscar un lugar y construir una pista de aterrizaje. Como no teníamos conocimiento de la geografía, él dispuso un vuelo fotogramétrico; yo fui en un avión DC-3 a explorar y determinar dónde se podía hacer”, recuerda.

También rememora que años después, en 1979, el fallecido comandante en jefe Fernando Matthei ordenó que se construyera la pista, como parte de la conmemoración de los 50 año de la Fach. “Debía quedar lista el verano de 1980, por lo que a quienes las estaban construyendo les propuse que si la terminaban a tiempo, los traería de regreso en un C-130, evitando que tuvieran que volver en barco al continente. Y lo hicieron”.

¿Cómo fueron los preparativos?

Con el visto bueno del general Matthei me fui a Punta Arenas un par de días antes. Los meteorólogos vieron que ese día iba a estar muy malo y que el 22 empezaba otro frente. Pero ellos mismos me decían que entre estos dos frentes siempre había una o dos horas donde dejaba de llover y de nevar. Con ese pronóstico volé el 22 de marzo. Y aunque los meteorólogos estaban preocupados, se dio el tiempo justo para entrar.

¿Iba más gente?

Como se corrió la voz de esta misión a la Antártica, se sumaron los paracaidistas de los Boinas Azules liderados por el comandante Antonucci. El clima estaba bueno. Cuando llegué hice un sobrevuelo para calcular la altura que ellos necesitaban para lanzarse y ahí hicieron el primer salto de paracaidistas en la Antártica.

¿Cuánto duró?

El vuelo entre Punta Arenas y la Antártica duró dos horas y treinta minutos. Porque el avión es rápido, vuela a 500 kilómetros por hora y el trayecto son poco más de 1.000 kilómetros. Estaba muy seguro y confiado en la misión, tenía bastante experiencia en la nave y ya había aterrizado en pistas mucho más complicadas. Yo estaba tranquilo. Era la materialización de un sueño largamente anhelado por la institución.

¿Tuvo alguna preocupación durante el vuelo?

Como era una pista de tierra la que se había construido, el principal temor era el peso del avión al momento del aterrizaje, ya que es una aeronave pesada, de cerca de 60 toneladas. Con el aterrizaje dejamos una huella en la tierra de unos 10 a 20 centímetros. Mi preocupación era que no tuviésemos problemas en el despegue, porque una cosa es entrar y quedarse ahí, y otra cosa es tener que volver a salir de la Antártica (…) Era muy riesgoso el primer despegue en la Antártica, ya que habíamos dejado una huella en la pista. Sin embargo, el avión es extraordinario y se comportó a las mil maravillas.

¿Tuvo un buen despegue?

A la mañana siguiente despegué a eso de las 9.00 sin ningún tipo de inconveniente. Hicimos una parada en Punta Arenas, donde nos esperaba el general Nelson Sepúlveda, comandante de la brigada de allá, quien estaba muy emocionado por la proeza. A las 18 horas del lunes 23 de marzo estábamos aterrizando en el aeropuerto Los Cerrillos, en Santiago, sin novedad, previo sobrevuelo por la Base Aérea El Bosque mientras se realizaba por primera vez la Fida, hoy conocida como Fidae.

¿Es una ruta muy compleja?

Desde Puerto Montt al sur es un territorio único, ningún país de Sudamérica tiene el clima de Puerto Montt. Respecto de la ruta, no es una ruta extraña o desconocida para nosotros. El avión está capacitado para operar en diferentes condiciones y las tripulaciones de la Fuerza Aérea también. Volé muchas veces al sur y al norte en el Hércules; a Estados Unidos, Panamá, Centroamérica, yo volé hasta China en el C-130, es un avión absolutamente confiable.

En el reciente accidente, ¿qué cree que puede haber ocurrido?

La verdad que es algo muy difícil. Yo pienso que es un misterio absoluto y todas las teorías que uno tenga son tesis nomás. Algunos dicen que hubo una explosión, otros dicen que cayó un aerolito. En la Fuerza Aérea hay grupos de expertos en accidentes, ellos están recabando antecedentes y también se solicitaron peritajes en el extranjero. Yo tengo menos antecedentes que cualquiera de los que están recolectando esa información.

¿Es el avión más confiable para hacer esa ruta?

Es el más preparado, porque no tiene problemas con volar en mal tiempo. He estado en condiciones peores que esas. Una vez me falló un motor en el Cabo de Hornos y llegué con uno menos hasta Tierra del Fuego.

Fuente : La Tercera

24 de marzo del 2020

INACH dispuso medidas precautorias en Antártica por avance de pandemia de COVID-19

En virtud de la contingencia nacional y mundial producida por la actual pandemia de COVID-19 (Coronavirus), el Instituto Antártico Chileno (INACH) ha dispuesto una serie de medidas para prevenir y evitar la introducción de este virus patógeno a la Antártica.

Dadas las condiciones especiales del trabajo polar, se instruyó reducir el alcance de las operaciones asociadas a la LVI Expedición Científica Antártica (ECA 56). Teniendo en cuenta además que las distintas puertas de entrada al Continente Blanco (por vías marítima y aérea) se están viendo afectadas por las medidas adoptadas por la autoridades nacionales, lo que incluye las cadenas de suministro, las restricciones de viaje, los requisitos de aislamiento y las capacidades de respuesta. En este sentido, la recomendación de cesar y suspender los desplazamientos de personal y transporte de carga, debido a los riesgos potenciales de la pandemia en todas las puertas antárticas y la capacidad limitada de responder médicamente en dicha zona remota.

También se cerró el acceso de turistas a todas las dependencias del Programa Antártico Chileno y cualquier interacción con su personal, ya que podría originar un brote de pésimo pronóstico. Además, debido a las interacciones logísticas, se recomendó a los cruceros no desembarcar.

Cabe señalar que, la probabilidad de un caso grave de COVID-19 en una población antártica puede considerarse relativamente baja, sobre la base que se asume que el perfil de edad y condición física de científicos, logísticos y militares es apta. No obstante, la mayoría de las personas sanas podrían experimentar síntomas leves de la enfermedad pero que tendrá un impacto importante en la capacidad operativa.

Asimismo, se ha demostrado un desprendimiento viral crítico asintomático (hasta 48 horas antes de los síntomas) y prolongado (de días a semanas) que aumenta el riesgo de propagación. El virus puede sobrevivir hasta nueve días en superficies y las condiciones frías y secas contribuyen a que este agente permanezca viable por más tiempo.

Cierre de bases y retiro de investigadores

Por estas razones, es que desde el 1 de febrero a la fecha, se han adoptado medidas preventivas, con la finalidad de minimizar el riesgo de contagio y se ha procedido a evacuar, lo más pronto posible, al personal logístico y científico, así como también para controlar eventuales ingresos de personas expuestas desde fuera de Antártica. De esta manera, un primer grupo de investigadores salió de la estación científica antártica Luis Risopatrón durante el mes de febrero. Durante la primera quincena de marzo, se dispuso el cierre de la base antártica Yelcho del INACH y de los laboratorios de INACH de la base naval Arturo Prat de la Armada de Chile.

También se suspendió la expedición científica del Buque Aquiles a bahía Margarita, decisión que se fundamenta en el cambio de estatus a pandemia de COVID-19, como en el riesgo de que un portador asintomático presentara sintomatología en el punto más remoto de esta campaña, es decir, dentro del Círculo Polar en bahía Margarita. Por lo que trece investigadores desembarcaron en la base Profesor Julio Escudero y saldrían el 24 de marzo por vía aérea, poniendo fin a su participación en la ECA 56, una de las campañas científicas más extensas que INACH haya realizado en más de medio siglo.

Fuente :D epartamento de Comunicaciones y Educación
Instituto Antártico Chileno

24 de marzo del 2020

Dr. Ricardo de Pol se adjudica Proyecto ANID 2020

Recientemente, la Agencia Nacional de Innovación y Desarrollo (ANID, ex Conicyt), dio a conocer la nómina con los proyectos ganadores del Concurso Regular Fondecyt 2020, resultados que favorecieron a tres iniciativas presentadas por la Universidad de Magallanes (UMAG).

Entre ellas hay un proyecto que corresponden a investigadores del Centro de Investigación GAIA Antártica, en este caso el Dr. Ricardo De Pol, que lidera este proyecto, investigará las interacciones oceánicas y atmosféricas para evaluar su rol en la modulación de la compensación de radiocarbono interhemisférico de la atmósfera durante los últimos 5600 años y así estudiar la variabilidad pasada de éstas. “En esta propuesta, planeamos muestrear y medir, extensivamente, el contenido de radiocarbono de una nueva, -y actualmente la más larga- cronología de anillos de árboles para el hemisferio sur, que se basa en la especie de árbol Fitzroya cupressoides, una conífera de larga vida desde el flanco occidental de los Andes de latitud media, y que se remonta a 5600 años”, declara el resumen presentado por el científico del Centro de Investigaciones GAIA Antártica (CIGA).

Fuente : Comunicaciones UMAG

11 de marzo del 2020

Joven Investigadora de CIGA realiza publicación a Scientific Reports.

La Doctora Judith Pardo Perez, Paleontologa, recientemente integrada al staff de investigadores del Centro de Investigacion GAIA Antártica de la Universidad de Magallanes nos compartió su reciente publicación acerca de paleopatologías en ictiosaurios, cuya primicia salio a relucir  en el  Scientific Reports.
Cabe mencionar  y destacar el valor que representa la  Doctora Judith Pardo ya que para la casa de estudios de la Umag, ha sido  motivo de orgullo y no solo uno, sino múltiples motivos, como por ejemplo  es una de nuestras estudiantes, formada en nuestra universidad desde el pregrado en Ciencias; su trabajo de Doctorado es para toda la Universidad un ejemplo de esfuerzo, perseverancia y éxito en la construcción de una línea de investigación en un tema que le apasiona. Finalmente, su formación de excelencia que ha alcanzado la Doctora Pardo en su tema y su vinculación con la Universidad de Magallanes, representa un valioso aporte a los esfuerzos por transformar a las áreas de la ciencias e investigación en un referente a nivel regional, nacional e internacional.

En esta investigación según la Dra. Pardo, “Trabajamos con esqueletos de ictiosaurios de edad Triásica Media, los que se encuentran resguardados en colecciones paleontológicas de Zürich, Milán, Tübingen y Stuttgart, en busca de paleopatologías y comparamos nuestros resultados con los observados en una investigación previa hecha por nosotros con ictiosaurios de edad Jurásica Temprana del suroeste de Alemania. Nuestros resultados muestran que el porcentaje de patologías observadas en los ictiosaurios en los dos intervalos de tiempo fueron similares, sin embargo durante el Triásico Medio las patologías de ictiosaurios estuvieron concentradas en la sección posterior del cuerpo (cintura pélvica, aletas posteriores y cola), mientras que en ictiosaurios de edad Jurásica Temprana, 53 millones de años más tarde, las patologías estuvieron concentradas en la sección anterior del cuerpo (cintura pectoral, vértebras presacrales, aletas anteriores y cráneo). Curiosamente no registramos traumas en las costillas en ictiosaurios del Triásico Medio, mientras que esta patología en las costillas es común en ictiosaurios del Jurásico Temprano. Nosotros interpretamos que el cambio en la distribución de las patologías entre ictiosaurios de edad Triásica Media y Jurásica Temprana está correlacionado con la evolución de la forma corporal de los ictiosaurios, pasando de una forma elongada y asociada a un tipo de “nado de anguila” en el Triásico, a una forma más fusiforme, con nado de tipo atún en el Jurásico. Nosotros también interpretamos que la predominancia de costillas rotas está probablemente relacionada con el desarrollo de un nado más rápido y más efectivo para los ataques con embestida, siendo los traumas observados causados posiblemente por individuos de una misma especie durante batallas territoriales o ceremonias de apareamiento, o por intentos fallidos de caza”, de esta manera se explayo la joven investigadora.

Esta investigación fue financiada por el Gobierno Alemán durante el desarrollo del postdoctorado efectuado por la Dra. Pardo, en el Museo Estatal de Historia Natural de Stuttgart en Alemania.
Para poder apreciar con detalles del reporte científico acceda al siguiente link : https://rdcu.be/b2BYR
09 de marzo del 2020

Universidad de Magallanes lidera elaboración de propuesta para Gestión y Plan General de Administración del Parque Marino Islas Diego Ramírez-Paso Drake

El extremo austral del oeste de Sudamérica ha sido identificado a nivel mundial como una de las últimas regiones prístinas del planeta que aún se conservan en el siglo XXI. Aquí convergen la ecorregión marina de Canales y Fiordos del Sur de Chile y la ecorregión terrestre subantártica de Magallanes. Ambas ecorregiones se extienden desde la Península de Taitao (47ºS) hasta los archipiélagos Cabo de Hornos y Diego Ramírez (56º30’S), en un intervalo latitudinal que se ubica casi 10 grados de latitud más al sur que el de Stewart Island (47ºS) en Nueva Zelanda, por lo tanto, se trata de una zona que carece de una réplica geográfica equivalente en todo el Hemisferio Sur, única en el mundo, y de una importancia e interés global significativo para la conservación. Allí se albergan importantes poblaciones de aves y mamíferos marinos, en diferentes categorías de conservación, que representan recursos hidrobiológicos de importancia comercial con significativo grado de endemismo, y ecosistemas únicos como los montes submarinos, los cuales representan un desafío para la ciencia en cuanto a su caracterización y funcionamiento.

Las características excepcionales de estos ecosistemas, junto al interés nacional e internacional, llevaron a que el Estado de Chile decidiera crear un Área Marina Protegida para la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad marina en el extremo sur del país, contribuyendo con ello a la protección y conservación de la ecorregión de Canales y Fiordos de Chile. La creación del Parque Marino Islas Diego Ramírez-Paso Drake fue publicada como decreto en enero de 2019.

¿Cómo manejar un parque marino austral?

“Una vez que el parque ya fue oficialmente declarado el Parque, Subpesca generó fondos para que una institución lidere lo que es la elaboración del Plan General de Administración (PGA), entonces nosotros convocamos a colegas de la Universidad Católica del Norte (UCN), específicamente, el Dr. Carlos Gaimel, que ha sido el director de las propuestas que llevaron a cabo los planes generales de administración de los recientemente creados parques marinos Juan Fernández, Islas Desventuradas, y al Dr. Francisco Squeo de la Universidad de La Serena, porque él en la postulación de este parque para su declaración y oficialización, elaboró todo lo que es la parte de cartografía, de los mapas, de las regiones de pesca, etc.”, informó el vicerrector de Investigación y Postgrado de la Universidad de Magallanes (UMAG), Dr. Andrés Mansilla.

Zona de nidificación del albatros.

La iniciativa, dirigida por dicho investigador, ganó la postulación para realizar el trabajo en un plazo de 18 meses, iniciados en diciembre de 2019. El objetivo de este proyecto de manejo es establecer las bases técnicas para la gestión del Parque y su PGA, como una forma de contribuir a la conservación y gestión de los recursos hidrobiológicos y los ecosistemas marinos de la zona austral de Chile. Entre los objetivos específicos están sistematizar y analizar la información disponible sobre el área del Parque Marino; diseñar y elaborar una propuesta valorizada del PGA para el Parque Marino y la respectiva estrategia para su implementación, y generar instancias participativas que permitan promover y planificar la ejecución del PGA, considerando otras iniciativas de conservación de los ecosistemas marinos de la zona austral.

Consultado por la influencia de la emergencia climática global en este trabajo, el Dr. Mansilla respondió que se trata de “una mirada transversal que tenemos que tener, porque hay objetivos que son biológicos, objetos de conservación, entonces tenemos que ver la forma en que se administran los recursos que son extraídos, y a todos esos objetivos tiene que llegarle la visión transversal del efecto de los cambios globales que, obviamente, está afectando todos los objetivos que estoy planteando”.

¿Por qué realizar este Plan?

Las Áreas Marinas Protegidas (AMP) se han constituido en una herramienta de gran utilidad en la protección de la biodiversidad marina y en el manejo de sus recursos, siendo un componente importante en el desarrollo de políticas de conservación y protección de estos ecosistemas. Las AMP contribuyen a la conservación de los hábitats esenciales, la protección de los ecosistemas, la recuperación de especies sobreexplotadas y/o en peligro de extinción, el fomento de la explotación sostenible, y el desarrollo socioeconómico de las comunidades humanas asociadas a éstas.

Colectando Nacella (lapas).

Para la formulación de la propuesta del PGA, se dispone de la información generada por el Programa de Conservación Biocultural Subantártica, la UMAG y el Instituto de Ecología y Biodiversidad de la Universidad de Chile (IEB), cuyos investigadores han desarrollado trabajo de campo por más de 20 años en el ámbito intermareal de la comuna de Cabo de Hornos, y sistematizaron la información para la elaboración del documento base para la creación del Parque. A su vez, el PGA contempla el desarrollo de instancias de participación, a través de talleres, reuniones e instancias de validación con actores clave, como comunidades de pescadores de la Región de Magallanes, comunidades indígenas yagán, mapuche-huilliche y local de Puerto Williams, así como también el sector industrial asociado a las pesquerías de bacalao y merluzas y los servicios públicos con competencias en áreas marinas protegidas.

Metodología de trabajo

Para abordar la propuesta, el equipo de trabajo se guiará fundamentalmente por las metodologías utilizadas por el equipo de la UCN para la elaboración de la Reserva Marina Isla Choros-Damas, y del actual Núcleo Milenio de Ecología y Manejo Sustentable de Islas Oceánicas para la elaboración del PGA del PM Nazca Desventuradas. También se incluye la recientemente adjudicada propuesta “Estudio para el diseño y elaboración del Plan General de Administración del Parque Marino Motu Motiro Hiva”, alrededor de las islas Salas y Gómez. Esta metodología supone un levantamiento de información participativa y validación por los actores públicos y privados relevantes.

Importante este enfoque metodológico para la participación pues, por lo general, los proyectos que buscan implementar soluciones para problemas de conservación son abordados desde una perspectiva “top-down”, es decir, desde las autoridades hacia los usuarios. Ello implica que, generalmente, la autoridad detecta algún problema, encarga a un experto, a menudo externo al problema, el análisis y las soluciones, las cuales, al ser definidas sin la participación de los usuarios, a menudo resultan poco efectivas y no legitimadas. Para que los involucrados se comprometan, las medidas debieran ser diseñadas en conjunto, en procesos que aseguren la participación de todos aquellos que pudieran resultar afectados por las decisiones que se tomen.

El director de la iniciativa, Dr. Mansilla, agregó que también invitaron al Dr. Eduardo Villouta, especialista en los temas del Ministerio de Conservación de Nueva Zelanda, donde se trabaja hace mucho tiempo con áreas marinas protegidas. Además, cuentan con el apoyo de una profesora de la Universidad de Victoria (Canadá), que está trabajando en áreas de manejo y áreas protegidas con pueblos originarios y pesca artesanal, junto a un académico de la UMAG, doctorante Jaime Ojeda. “Este proyecto, una vez que nosotros, consensuadamente, definamos la forma en que se implemente junto a la Subpesca, definiremos el seguimiento que se realiza en el tiempo, en común acuerdo con la Armada, porque vamos a tener que ir evaluando si las medidas de administración se van cumpliendo o no, y si las especies que tienen que ser resguardadas están o no en el resguardo que nosotros creemos debe ser necesario”, concluyó.

Fuente : Comunicaciones UMAG

09 de marzo del 2020

Doctorantes en Cs. Antárticas y Subantárticas ganan beca para costear estudios de postgrado

Catalina Velasco, Fabio Méndez, Juan Pablo Rodríguez e Inti González, son los cuatro estudiantes del Doctorado en Ciencias Antárticas y Subantárticas de la Universidad de Magallanes (UMAG), que, recientemente, se adjudicaron la Beca de Doctorado Nacional Año Académico 2020 de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), lo que les permitirá costear gran parte de su carrera de postgrado, junto a otros beneficios complementarios que el programa considera.

De acuerdo a los resultados publicados por ANID, los/as doctorantes de la UMAG, fueron seleccionados de entre 2.600 postulantes en todo Chile, encontrándose dentro del 38% de quienes fueron beneficiados, todo un hito para la casa de estudios superiores que, por primera vez, alcanza un número tan alto de becarios en este concurso y, en particular, del Doctorado en Ciencias Antárticas y Subantárticas que recién está comenzando su cuarto año de funcionamiento. Esto, según resalta el Dr. Rodrigo Villa, coordinador del programa, “da cuenta y reconoce la relación calidad/competitividad/productividad de los estudiantes que ya son parte de este Doctorado o que ingresarán al programa”.

Fabio Méndez y Juan Pablo Rodríguez, son biólogos marinos, están en su segundo año de Doctorado y trabajan juntos en el Laboratorio de Ecosistemas Marinos Antárticos y Subantárticos de la UMAG. Son dos de los cuatro beneficiados en el Doctorado de Ciencias Antárticas y Subantárticas.

Juan Pablo Rodríguez es biólogo marino y magíster en Ciencias, mención Manejo y Conservación de Recursos Naturales en Ambientes Subantárticos de la misma Universidad. Con esta trayectoria, decidió emprender el desafío de seguir especializándose en la región, por ello, se mostró feliz de haber obtenido esta beca, ya que gracias a ella podrá dedicarse, exclusivamente, a estudiar e investigar. “He sabido por las personas que quieren estudiar un doctorado que esta beca es súper importante, por lo tanto, uno se prepara antes sobre todo en el área de investigación teniendo publicaciones y asistiendo a Congresos. Desde que salí del Magíster tenía ganas de estudiar el doctorado en la UMAG y siempre vi la beca como una posibilidad para poder hacerlo”, apuntó.

En la actualidad su área de desempeño son las macroalgas, principalmente, de la región Subantártica y Antártica, y al respecto comenta que “para mí es importante esta beca porque me permite seguir desarrollándome como científico y además aportando a la región. Voy a poder seguir estudiando (…) y, además me permite realizar mi tesis de doctorado, hacer pasantías para perfeccionarme y así utilizar otras herramientas en mi tesis de doctorado”, agregó.

Tanto él, como Fabio Méndez, cursan el segundo año de Doctorado y coinciden, -además de la carrera académica en la UMAG- en su trabajo diario como investigadores del Laboratorio de Ecosistemas Marinos Antárticos y Subantárticos (LMAS), dirigido por el Dr. Andrés Mansilla, desde donde, aseguran, fueron incentivados para generar la productividad científica que les permitiera poder aspirar a esta beca que hoy se adjudicaron.

“Estoy muy contento y todo es gracias al esfuerzo que hemos hecho todos estos años, porque las oportunidades que nos ha ofrecido Andrés (Mansilla) y el Laboratorio de participar en proyectos de investigación, poder ayudar en los laboratorios de botánica marina, en publicaciones, expediciones, todo eso nos ha ayudado a que pudiéramos adjudicar”, comentó Fabio Méndez.

Su línea de interés también son las macroalgas, donde espera avanzar en el estudio de la ecofisiología de algas “porque la he trabajado en el pregrado y en el magíster con distintas especies de algas, las pardas precisamente –explicó- y ahora, aparte de eso, me gustaría ver las propiedades bioactivas, para combatir enfermedades inflamatorias y ahí ver cómo poder relacionarlo”.

Fabio además cree que es importante haber obtenido esta beca, porque ayuda a motivar a quienes deseen seguir estudiando en la región. “Desde el punto de vista científico, hoy, todas las investigaciones están centrándose de aquí hacia la Antártica, entonces eso es un punto favorable, y yo creo que, a futuro, hay un montón de cosas que hacer”, opinó.

Catalina Velasco, bióloga marina e; Inti González, geógrafo, los otros dos becados por la ANID.

Para el Dr. Villa, estos resultados “nos demuestran que estudiantes jóvenes y con altas tasas de productividad, en términos de proyectos y publicaciones, están interesados en nuestro programa y que el comité de selección ha seleccionado adecuadamente a quienes ingresan al Doctorado”. A su juicio, “esto dará un tremendo impulso al desarrollo de labores de investigación y publicación de trabajos en revistas de circulación nacional como internacional, logrando mejorar las tasas de productividad en investigación en nuestra universidad en los próximos años.

La Beca de Doctorado Nacional tiene por objeto apoyar financieramente los estudios de doctorado en todas las áreas del conocimiento, en programas acreditados en conformidad con la Ley Nº 20.129 e impartidos por universidades chilenas, por un plazo máximo de cuatro años, contados desde la fecha de inicio del programa de estudios, además, en caso que corresponda, una extensión de los beneficios de mantenimiento, hasta por un máximo de seis meses, para la redacción de la tesis doctoral.

¿Qué beneficios ofrece? Asignación de manutención anual, asignación anual destinada al pago de arancel o matrícula, asignación para cada hijo menor de 18 años, equivalente al 5% de la manutención, asignación por concepto de cobertura de salud,  extensión de la asignación de manutención por concepto de pre y post natal. Se puede acceder, además, a financiar gastos para apoyo de tesis y pasantías concursables.

Fuente : Comunicaciones UMAG

04 de marzo del 2020

Reciclando papel en CIGA

En el mundo se producen más de dos mil millones de toneladas de residuos al año, y si no se toman medidas relevantes se llegaran a más de tres mil millones el año 2050. El 12% de esto son plásticos, uno de los componentes con mayores problemas para su aprovechamiento. Eh aquí donde necesitas las 3Rs, Reducir, Reutilizar y Reciclar. Por lo tanto nuestro comportamiento nos lleva a la necesidad de introducir un consumo consciente y sostenible, para esto debo pensar por ejemplo ¿Lo necesito?. Otro punto importante es comprar considerando un uso largo del producto, con el objetivo de evitar estar gastando de más y desechando rápidamente como lo hacemos actualmente. Finalmente podemos contribuir con el reciclaje de nuestro residuo entregándolo en los puntos establecidos para ello y en las  condiciones específicas.

En este caso especifico y por iniciativa de la investigadora de CIGA, Claudia MacLean, acompañada por Ma. Angélica Godoy y el reciente incorporado a este Centro de Investigaciones Antárticas de la UMAG, el glaciologo Camilo Rada, se empeñaron en separar los residuos de papel acumulados en un recipiente previamente diseñado para el acopio, y llego el momento de clasificarlos y disponerse a trasladarlo a los depósitos y puntos de acopio que se encargan de realizar esta acumulación para su posterior reciclaje  en la comunidad de Punta Arenas. Felicitaciones por la iniciativa y el trabajo colaborativo…!!!!

28 de febrero del 2020

Antarctic Cities Youth Expedición 2020, el encuentro de jóvenes líderes de las cinco ciudades puertas de entrada al Continente Blanco

La Antarctic Cities Youth Expedición 2020 llegó a su fin, no así los desafíos que deberán afrontar para liderar una alianza que permita a futuro que la comunidad valorice su cercanía con este territorio.

“Un verdadero cambio de vida” o life changing como dicen en inglés, fue una de las expresiones utilizadas por los cinco jóvenes líderes del proyecto internacional “Ciudades Antárticas y los comunes globales: Repensando las puertas de entrada de acceso” para describir su estancia en el Continente Blanco, pudiendo permanecer una semana en la base Profesor Julio Escudero en la isla Rey Jorge, y visitar las estaciones científicas de Uruguay, Corea del Sur y Rusia.

Pero no solo eso, ya que los miembros de la Antarctic Cities Youth Expedition (ACYE 2020) conocieron en terreno, la ardua labor que realizan los investigadores nacionales y extranjeros que participan de la LVI Expedición Científica Antártica (ECA 56). Sumado a ello, durante estos días consiguieron afianzar los lazos del equipo, lo que permitirá a futuro encabezar una serie de acciones en sus respectivas localidades que vinculen a las ciudades puertas de entrada al continente helado.

Cabe precisar que esta iniciativa internacional de tres años de duración fue financiada por el Consejo de Investigación de Australia con la colaboración del Instituto Antártico Chileno (INACH). Proyecto que forma parte de la línea investigativa de Ciencias Sociales y Humanidades del Programa Nacional de Ciencia Antártica (PROCIEN), y que es administrado por INACH. Los investigadores principales son el Dr. Juan Francisco Salazar, antropólogo y académico de la Universidad de Western Sydney y Elías Barticevic de INACH.

Juan Francisco Salazar con mucha emoción en sus palabras, evaluó positivamente el cierre de esta etapa y comentó que es lo que se viene para el futuro: “Queremos continuar con el espíritu del proyecto, es decir, vincular a estas ciudades puertas de entrada a través de diferentes organizaciones, pero por sobre todo a los jóvenes. Lo que hemos logrado es solo un trozo de tierra donde se planta una semilla y esperamos que crezca a través de esta experiencia. Lo que vivieron, sin lugar a dudas, los ha marcado positivamente, y yo los insto a que sigan llevando el espíritu en distintas direcciones y que se transformen a futuro en verdaderos embajadores para así crear una alianza más grande entre ciudades que valorice esta relación tan cercana con Antártica”.

Alrededor de cien jóvenes postularon para integrar esta verdadera alianza de jóvenes comprometidos con Antártica. Cada uno de los aspirantes debía responder a la pregunta: “¿Cómo piensas la relación que tiene tu ciudad con Antártica, incluyendo las conexiones históricas y una mirada hacia el futuro?”. En este sentido, los seleccionados fueron: Chloe Power de Hobart (Australia), Rudzani Silima de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), Caleb Fraser de Christchurch (Nueva Zelandia), Florencia Garro de Ushuaia (Argentina) y Katia Macías de Punta Arenas (Chile).

De las cien postulaciones que recibieron, la mitad provenían de la ciudad de Hobart, en Tasmania, Australia. Finalmente, la elegida fue Chloe Power de 25 años, ella obtuvo una maestría en el Instituto de Estudios Marinos y Antárticos (IMAS por sus siglas en inglés). Y por supuesto estas vivencias fueron de suma utilidad para su incipiente carrera como divulgadora científica. “Lo que más me interesó fue poder visitar las otras estaciones científicas y ver cómo cada una de ellas coopera de manera internacional. Quiero utilizar lo que aprendí en terreno y llevarlo a Hobart para poder compartir ese conocimiento con la gente de mi ciudad”, comentó.

También vinculada al área de las ciencias marinas está la representante de Ciudad del Cabo, Rudzani Silima. La joven de 24 años cursa una maestría en Oceanografía Física y Química en la Universidad Nelson Mandela de Sudáfrica. Según su opinión, lo que más le llamó la atención fue comprobar cómo Antártica es realmente un continente de paz y ciencia. “Es realmente increíble, en Antártica se emplea el lenguaje de la ciencia, ya que personas de diferentes disciplinas y nacionalidades estudian y otorgan protección a este continente. La verdad es que esta experiencia cambió mi forma de ver mi futuro, creo que ahora me siento mucho más cerca a Antártica, espero volver pronto y explorar ese lado científico más a fondo, quizás con mi doctorado”, manifestó.

Caleb Fraser es el integrante más joven de este grupo. Tiene solo 20 años, cursa estudios superiores de Leyes y Química en la Universidad de Canterbury, y representa a su ciudad Christchurch, Nueva Zelandia. Sobre la experiencia vivida, él opinó: “Al igual que mis compañeras, me llamó mucho la atención la colaboración internacional entre los países, porque por ejemplo visitamos la base uruguaya y ellos a pesar de no ser puerta de entrada, estaban muy emocionados de conocernos y con muchas ganas de enseñarnos su trabajo, y para mí ese es el verdadero espíritu de la comunidad antártica. Por otra parte, lo que más rescato son los valores antárticos, principalmente lo que se refiere al cuidado de la naturaleza y la conservación, ya que me apasionan profundamente estos temas, y me llevo esta experiencia para poder aplicarla en mi ciudad”.

Florencia Garro tiene 25 años y es licenciada en Administración y Dirección de Empresas de la ciudad de Ushuaia, Argentina. Trabaja en Marketing y sus principales aspiraciones van por la fotografía y el área audiovisual por lo que aprovechó de registrar cada actividad del grupo. Sobre su expedición lo que más rescata son los vínculos antárticos: “Me encantó ver la intensidad y esa conexión que se da naturalmente entre los científicos y el lugar en el que están, también entre los científicos y los logísticos, y por supuesto entre los mismos científicos ya sea de la base o de otras estaciones extranjeras. O sea que todo está intensamente conectado, hablas con una persona por dos días y es como si la conocieras de toda la vida, los vínculos sociales son muy intensos. Podemos decir que en Antártica está el concepto de comunidad, de unión”.

Katia Macías Díaz tiene 25 años, es profesora de inglés del Liceo Experimental de Punta Arenas, mismo establecimiento donde cursó sus estudios de enseñanza media para luego ingresar a la Universidad de Magallanes. Comenta que tiene gran interés en aprender sobre Antártica y sobre la vida silvestre en general, uno de los aspectos que más destaca de su visita al continente. “Lo que más rescato es el aprendizaje que adquirimos, tuvimos la oportunidad de conocer varias investigaciones, nos llevaron a conocer sus trabajos que desarrollan y a la vez conocer cómo se desarrolla la vida en Antártica. Visitamos varias estaciones y la vida cotidiana en base Escudero nos permitió ver cómo es la vida en comunidad, que es muy amigable. Por esta razón encantaría volver en otra oportunidad”, puntualizó.

Al poner punto final, o mejor dicho, tres puntos suspensivos a esta serie de actividades en Punta Arenas y Antártica, ellos se comprometieron a seguir avanzando y motivar a otros jóvenes de sus respectivos países. Lo que permitirá en un futuro poder desarrollar un Foro Juvenil Antártico Internacional.

Fuente : Prensa Antártica

25 de febrero del 2020

“Andes & Antartandes”, proyecto universitario lleva la educación polar a las aulas

El profesor Alfredo Soto ha estado en la Antártica en 13 oportunidades a cargo de diferentes proyectos que desarrolla junto a sus estudiantes como parte de su trabajo en el Centro de Investigación GAIA Antártica de la Universidad de Magallanes, y si bien, cada temporada tiene su particularidad, en esta ocasión, el paisaje no ha dejado de llamar su atención.

“Me he podido dar cuenta como pequeñas Islas que antaño eran cubiertas de nieves permanentes hoy día se muestran totalmente despejadas y colonizadas por los escasos vegetales que existen en la Antártica. También acá en la Península Antártica en donde me encuentro, está pasando lo mismo pero en menor intensidad. El mismo Islote en donde se encuentra la Base O’Higgins, es curioso que este año la veo sin nada de nieve, pero los puentes naturales de ingreso a la Península están iguales”, comenta Soto desde la Antártica.

– ¿Qué proyecto lo llevó a la Antártica esta vez?

Llevamos trabajando desde el año 2018 un proyecto convocado por el Ministerio de Educación en que postulan todas las universidades estatales de nuestro País pero específicamente con iniciativas estudiantiles. El 2018 ganamos un Fondo de Desarrollo Institucional con la Universidad de Magallanes con línea exclusiva para estudiantes, los que como Centro de Investigación GAIA Antártica (CIGA) apoyamos técnicamente por estar relacionado con actividades de exploración territorial en que los estudiantes son sometidos a un entrenamiento y aprendizaje de cómo vivir en contacto con la naturaleza, especialmente en zonas remotas y agrestes de las que contamos mucho con estos escenarios en nuestra región. El Concurso del año 2018 se denomino “Andinismo Exploración” y consistió en realizar actividades en territorios andinos tanto de Patagonia como en Tierra del Fuego. Eso nos llevó a canalizar nuestros esfuerzos en lugares emblemáticos tales como los territorios lacustres de Laguna Sofía, Laguna Figueroa, Cerro Benítez, Cueva del Milodón, Monte Tenerife, Monte Solitario, Cerro Hito, estos dos últimos en condiciones invernales. Y cerramos este proyecto con una expedición en el Glaciar Tyndall. Estas actividades permitieron hacer un equipo de estudiantes que por sus avances técnicos, ellos quisieron presentar un proyecto para los periodos 2019 y 2020 un poco mas ambiciosos y era desarrollar travesías en Glaciares al cual se les denomino “Andes & Antartandes” enfocando las actividades en lugares tan remotos como los que existen en los Campos de Hielo Patagónico Sur , Cordillera Darwin en Tierra del Fuego y en Antártica en alguno lugar a elegir. La Etapa 2019 fue satisfactoria porque se hicieron actividades en las cercanías del Monte Balmaceda, cercano al Campo de Hielo Patagónico Sur , en el Glaciar Schiaparelli en Tierra del Fuego y ahora comenzando el 2020 ya estaríamos cumpliendo una etapa que cierra el proyecto anticipadamente al ingresar a la Antártica, específicamente en la Península Antártica, apoyados esta vez por la Fuerza Aérea Colombiana, la Armada de Chile y el Ejercito de Chile con su Base Antártica “Bernardo O’Higgins”.

– ¿Cómo se preparan este tipo de expediciones?

La gran mayoría de nuestras actividades en terreno tienen siempre la misma figura en sus planificaciones, fundamentalmente lo que tiene que ver en la protección de nuestros estudiantes porque ellos vivirán un tiempo fuera de sus condiciones y estados de confort. Este año es especial debido a que se celebran los 200 años del avistamiento de la Antártica como Continente por los primeros navegantes, y como materias para documentarse es la recomendación, percibir como se organizaban antiguamente y como esas técnicas y procedimientos han cambiado. La Mayor dificultad siempre es el apoyo logístico de quienes nos puedan transportar sea por Mar o vía Aérea. En nuestro caso teníamos el total apoyo desde el Centro de Asuntos Antárticos del Ejercito para nuestra estadía en la Base Antártica que ellos administran la Base O’Higgins y de la Tercera Zona Naval para nuestros traslados desde y hacia la Isla Rey Jorge. Nos quedaba pendiente el cruce desde el Continente Sudamericano hacia la Antártica y por una invitación de la Fuerza Aérea Colombiana pudimos completar este cuadro de apoyo logístico. Luego verificar el vestuario que sea el adecuado para estar en condiciones de bajas temperaturas, los equipos y materiales propios de seguridad y protección para un tipo de estas actividades en zonas remotas. Los seguros y permisos y mucha predisposición a sacarle el mayor de los provechos para cumplir los objetivos como así también tener la fortaleza psíquica y física para soportar los inconvenientes que pudiesen presentarse.

– Este año ha sorprendido el creciente aumento de las temperaturas en la Antártica. ¿Cómo se percibe en terreno?

Efectivamente los primeros días de enero fueron de alzas de temperaturas, pero considerando que estamos cerca del Polo Sur esas alzas se traducen en días con 6 o 7 grados como temperatura de las ya normales que son entre 3 y 4 en estos meses de verano (enero y febrero). En mi caso personal y en un espacio de tiempo de 23 años he viajado a la Antártica en 13 oportunidades, en diferentes periodos y lugares pero siempre concentrando los ingresos por la Isla Rey Jorge y visitando o trabajando en la Península Antártica y con este tiempo me he podido dar cuenta como pequeñas Islas que antaño eran cubiertas de nieves permanentes hoy día se muestran totalmente despejadas y colonizadas por los escasos vegetales que existen en la Antártica. También acá en la Península Antártica en donde me encuentro, está pasando lo mismo pero en menor intensidad. El mismo islote en donde se encuentra la Base O’Higgins, es curioso que este año la veo sin nada de nieve, pero los puentes naturales de ingreso a la Península están iguales. Debo reconocer que no hace mucho frío, la temperatura se mantiene siendo día o noche. Nosotros ingresamos el día 21 y de 13 días, solo ha habido 3 días que no este lloviendo o agua nieve ….pero en ningún caso nevadas profusas, entendiendo que estamos en la costa eso suele suceder. La temperatura está más regulada por la cercanía del mar. En cambio subiendo unos cuantos metros esta agua de lluvia que se ve en la costa se transforma en nieve muy abundante sobre todo en las zonas de acumulación de los glaciares.

– Cada viaje tiene particularidades ¿cuáles han sido las características de esta expedición?

Te puedo decir que no me deja de sorprender la siempre atenta disposición de los operadores antárticos en cooperar y en cuidarte en sus unidades tanto embarcaciones de la Armada como en las mismas bases, son muchas las personas que asumen este espíritu antártico de la solidaridad, el compañerismo, el respeto y cuidado por las personas como así también del medio ambiente. Me gustó mucho esta vez estar acá en la Península Antártica, mas empoderado de mi experiencia antártica en la que pude desarrollar reuniones con el personal y tener intervenciones de formación para la dotación en el caso de la Base O’Higgins con charlas y temas vinculados al aprendizaje de temas antárticos importantes; también de los años que he venido a esta base, he visto que hay mas jóvenes en la dotación, motivados de participar en permanecer un año en la base aun comprendiendo del sacrificio de estar aislados y lejos de sus familiares. Me tiene sorprendido y al mismo tiempo orgulloso del tiempo que he gastado con mucho placer en difundir los temas antárticos, tanto así que sobrepasa las fronteras con amigos y colegas e instituciones atentos de lo que estoy haciendo y sobre todo de lo que hace la Universidad de Magallanes en sus planes y programas de estudios de algunas ofertas estudiantiles que posee en el ámbito antártico. Así también el saber que hacer cuando las condiciones del tiempo atmosférico no nos deja realizar las actividades en terreno, poder ocuparlo de manera contundente y trascendente como por ejemplo, estar comunicados con alumnos de un colegio en Lisboa, Portugal, hablar con periodistas de contando de nuestra experiencia, sobre todo de la compañía de uno de mis alumnos que por primera vez esta acá en la Antártica, representando por sobre todas las cosas la presencia de estudiantes que se inclinan e interesan por conocer su territorio. En este caso me acompaña un estudiante de la Universidad de Magallanes, Pablo Oyarzun Neira de la carrera de Educación Física en su ultimo año lectivo, especializándose y tomando mención en temas contingente del desenvolvimiento físico en contacto con la naturaleza en este caso con la rigurosidad de la Antártica.

– ¿Se nota en la comunidad antártica algún tipo de cambio por el accidente aéreo?

De todas maneras fuimos afectados toda la familia antártica en primer lugar y la comunidad toda, y el mayor impacto está en no saber que fue realmente lo que ocurrió para así tener claridad en las medidas a tomar y la rigurosidad con que se deben adoptar a futuro los planes de preparación y todos aquellos protocolos y medidas a considerar cuando está en juego las vidas humanas en este tipo de traslados. He sabido de personal que ha decidido tomar de manera convincente y exigente el transporte marítimo como una vía mas tranquilizadora. Se ha notado también una suerte de descoordinación al modificar todo lo planificado en cuanto al transporte, pero al mismo tiempo se nota la capacidad de respuesta que tienen los operadores para acercarse lo mas que se pueda a lo establecido con bastante anticipación y cubrir las necesidades de todas las actividades antárticas. En nuestro caso es bien especial, perdimos a un alumno en mi caso personal como así también el institucional, y esa no es la idea que nuestros alumnos estén desarrollando actividades en la que se encuentren demasiado expuestos a situaciones de emergencias. Nuestra decisión de embarcarnos en un avión de las mismas características que el accidentado, fue una decisión muy valiente sobre todo del alumno, pero confiados que el profesionalismo y las capacidades de las fuerzas aéreas que operan en Antártica son muy especializadas. Esperamos tener pronto un panorama decidor en cuanto a lo que aconteció al avión siniestrado, requerimos de esa información sobre todo de sus familiares que han tenido la pérdida de sus seres queridos.

Fuente : Prensa Antártica

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