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Parque Etnobotánico Omora – Universidad de Magallanes

12 de Julio del 2021

Investigación muestra que a mayor apego con dueños los perros pueden mantenerse más cerca de sus casas

Reforzar una tenencia responsable de las mascotas, especialmente en los perros, principalmente en el plano emocional, en el mayor apego entre el dueño y el perro ayudaría a evitar que muchos de estos deambulen libremente más lejos de sus casas e incluso se internen al bosque donde podrían provocar daños en sitios de nidificación o ser un factor negativo para la conservación y biodiversidad.

Esta percepción tiene mayor connotación al considerar que esta investigación se realizó en la ciudad de Puerto Williams, en la isla Navarino, Reserva de la Biosfera Cabo de Hornos, donde la ingeniera en Recursos Naturales, Lorena Saavedra Aracena, quien reside hace cinco años en la comuna Cabo de Hornos, resolvió investigar sobre el comportamiento de los perros y el vínculo con sus dueños, en el marco de su tesis para obtener su magister en Ciencias con mención en Manejo de Recursos Naturales y Conservación Subantártica de la Universidad de Magallanes. En la investigación también participaron Elke Schüttler, bióloga marina e investigadora asociada al Programa de Conservación Biocultural Subantártica y del Instituto de Ecología y Biodiversidad y Annegret Grimm-Seyfarth, bióloga del Departamento de Biología de la Conservación del Centro Helmholtz de Investigación Ambiental de Alemania.

Para las investigadoras es clave la necesidad de estrategias de manejo de vida silvestre considerando el contexto cultural. En términos específicos, recomiendan fomentar el conocimiento de la importancia de los vínculos entre perros y sus dueños en campañas educativas sobre la tenencia responsable de perros.

Los resultados del estudio fueron destacados recientemente por la revista Applied Animal Behavior Science, planteando la pregunta: ¿Influyen los lazos perro-humano en los movimientos de los perros en libertad en la naturaleza?. Lorena Saavedra recuerda que hace cinco años llegó a Puerto Williams para hacer su práctica del pregrado y trabajó junto a Elke Schüttler. De ahí nació la pregunta de por qué hay perros que se quedan en casa y otros se van lejos.

“Ahí empezamos a ver como responder esa pregunta, sin caer en lo repetitivo de otras investigaciones que trabajan con perros libres, que abordan el aspecto de alimentación, más bien en la característica biológica. Esta tesis trató de abarcar lo más social desde el punto de vista de las relaciones en sí, como social y sicológico para tratar de ver como estas relaciones que existen entre humanos y mascotas repercuten en el comportamiento de las mascotas”, explica Lorena Saavedra.

Una de las principales conclusiones del estudio fue la importancia del apego del animal con su dueño, algo que también refuerza la profesora guía de Lorena Saavedra, la bióloga Elke Schüttler, quien señala: “la hipótesis era que los perros que tenían un buen apego con los dueños se queda más cerca de la casa. Esa era nuestra idea principal. Lo que encontramos no es tan sencillo decir que el perro se queda cerca. El apego tiene varios aspectos en la situación con el extraño y que era diferente para perros que salían lejos de sus casas. Exploraban más los que salen y el otro aspecto que adulaban mucho más a sus dueños”.

Así constataron que el perro que salía lejos y por varios días tenían que expresar más fuerte su vínculo con su dueño.

Para poder identificar estas características debieron apoyarse en 41 perros de la localidad de Puerto Williams, instalando GPS para monitorearlos y al mismo tiempo debieron interactuar con los dueños de las mascotas. La edad media de los perros monitoreados fue de cinco años y el 63% eran machos. Así pudieron percatarse que uno de los ejemplares se alejó hasta 24 kilómetros de Puerto Williams, mientras que otros se alejan de sus casas y en cinco minutos ya se internaban en el bosque subantártico, considerando el entorno natural en el que se ubica la capital de la provincia Antártica.

Lorena Saavedra acota: “Fue todo un desafío abordar el estudio y también el hecho que si las personas de Puerto Williams iban a querer participar o no” considerando que al ver perros que pasan muchas horas deambulando libremente por las calles se tendería a pensar que los dueños no tienen tanto interés en sus mascotas.

“La colaboración de las personas de Puerto Williams fue positiva y nos habla que puede mejorar la relación de los dueños con sus mascotas en una tenencia responsable. Esto es algo pionero y necesitamos estudiar, pero los perros en sí generaron una diferencia entre sus dueños y la persona que era desconocida, en la parte que experimentamos”, describe la investigadora.

Elke Schüttler agrega que para ello hicieron experimentos en espacios acotados a dos habitaciones. “Evaluamos al perro con su dueño y durante diez minutos pasaban diferentes situaciones. Por ejemplo entraba una persona desconocida donde estaba el perro y se filmó el comportamiento del perro. Se filmó si al entrar el extraño el perro buscaba a su dueño o se acercaba a él. Después salía el dueño y volvía a entrar para ver si el perro saludaba a su amo”.

Libertad para salir

Lorena Saavedra explica que en el estudio verificaron que los perros que deambulan libremente y que tienen dueño, saben que tienen dueño o una figura que es un poco más cercana que las otras, aún así tienen comportamiento que señala que se desenvuelven con confianza en un ambiente nuevo, en medios naturales.

“Eso puede aportar a que los perros que deambulan cerca de Puerto Williams y saben que en cinco minutos van a llegar al bosque, a una turbera, donde hay biodiversidad y por lo tanto van a desenvolverse con confianza y libre, esto repercute en la biodiversidad. Eso no hay que dejarlo de lado, que los perros en general tienen un concepto que ellos son más felices cuando están libres. Yo también dudo un poco de eso”, sostiene la investigadora tesista.

Ella recalca que irremediablemente hay una repercusión sobre la biodiversidad y que en el caso de isla Navarino puede influir sobretodo en la avifauna.

“Esto nos muestra un poco que los dueños en sí tienen un poco de repercusión en sus mascotas y si mejoramos esta relación, si los perros pudieran ver a sus dueños como una persona más cercana, que le entrega confianza, como ocurre en los niños con sus madres, sería sumamente positivo para todos, para el perro y el dueño, la ecología en general y para la biodiversidad”, dice Lorena Saavedra, aunque lamenta que para ello aún falta trabajar mucho más.

Los perros que monitorearon los dividieron en tres categorías: los que se quedan en casa, los canes que se van más lejos y por varios días y otros que se quedan relativamente cerca de su casa, pero igualmente se internan en el bosque por poco tiempo.

Para Elke Schüttler “el comportamiento de exploración nos hizo notar que sí influye el apego, que sí vale la pena mejorar el apego, la relación dueño-perro”.

“Sin embargo, en este estudio no logramos determinar exactamente qué tan vinculados están los perros a su dueño, sino que algunos de los componentes que componen este vínculo llamado apego, están menos presentes en perros que se movilizan más. Como el caso de explorar más cuando están solos, en el experimento que realizamos, mientras que perros con un fuerte vínculo con su dueño exploraría menos o si lo hace, preferiblemente en compañía con su dueño”, sostienen las investigadoras.

Lorena Saavedra y Elke Schüttler creen que las relaciones que observaron no están tan bien construidas por parte de los dueños, en el sentido de que para poder interpretar los comportamientos de las mascotas es necesario dedicarse un tiempo a observarlas y comprenderlas. “Creo que esto no sucede en demasía en los perros que tienen acceso a moverse libremente. De manera anecdótica, puedo contarte que mientras hacíamos el experimento con los dueños, varios me comentaron que se habían dado el tiempo de observar qué sentía su perro. Que durante el experimento se dieron cuenta que estaban incómodos, nerviosos o no sabían bien qué hacer. El experimento les obligó a detenerse y ver a sus perros como otro ser emocional”.

Lorena Saavedra recalca que es necesario que las personas vean a sus perros como un ser que tiene necesidades tanto fisiológicas como emocionales, que son capaces de formar lazos permanentes y profundos con el ser humano, y que responden a los estímulos positivos y negativos. “Si nos esforzamos en mantener buenas relaciones con ellos, al igual que con un amigo o nuestra familia, los beneficios que obtendremos serán mutuos, y además beneficiarán a la vida silvestre”.

Y recuerda: “Cuando comencé a estudiar sobre este tema adopté una perra en Puerto Williams, cachorro. Toda la vida he tenido perros, pero con ella he logrado formar una relación mucho más intensa y especial porque me he dado el tiempo de observarla e intentar comprender sus necesidades y reacciones, de dedicarle tiempo y enseñarle cosas. Cuando dejo el portón de mi casa abierto y salgo a botar la basura, por ejemplo, ella se sienta y me mira, pero no sale de nuestro patio porque, yo creo, sabe que el patio es un territorio conocido y la calle no. Al igual que yo quiero estar cerca de ella porque disfruto de su compañía y es parte de mi familia, y para ella yo también lo soy”

Apunta que si más personas hacen lo mismo, honrarían el hecho de que los perros los hayan elegido como compañeros y hayan evolucionado junto a nosotros, hace tantos años ya atrás. “Quizás concluir con el hecho que mientras que en niños el apego hacía los padres disminuya cuando crecen, en perros se mantiene toda una vida en niveles altos. Esto hay que valorar y solo lo podemos hacer al pasar tiempo junto a nuestras mascotas”, afirma.

El estudio demostró que hay perros que se desplazan hasta 24 kilómetros de distancia de la localidad de Puerto Williams.

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