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Centro Universitario Cabo de Hornos


Parque Etnobotánico Omora – Universidad de Magallanes

25 de Abril del 2021

El ecoturismo con lupa es abordado en Mundo TV de República Dominicana

El profesor en biología y conductor del programa Lo Exclusivo en Mundo TV, en República Dominicana, Oxiris Reynoso, abordó la importancia del ecoturismo con lupa impulsado en el Parque Omora de Puerto Williams, al amparo del Programa de Conservación Biocultural Subantártica.

Los invitamos a ver la entrevista en el siguiente link del canal de Youtube de Oxiris Reynoso: https://www.youtube.com/watch?v=GXEzkze-oN0

Para ello dialogó por casi 35 minutos con el director del programa, biólogo y ecólogo, académico de la Universidad de Magallanes y Universidad de North Texas, Ricardo Rozzi Marín, quien durante la entrevista destacó las ventajas que permite para el ser humano conectarse con la biodiversidad más pequeña a través de la lupa y apreciar las pequeñas plantas que habitan sobre un tronco o los insectos que tienen su hábitat, entre otros ejemplos.

25 de Noviembre del 2020

RECONOCIMIENTO A LA INNOVACIÓN Y EXPLORACIÓN RECIBE ECOTURISMO CON LUPA DE PARQUE OMORA

En el Palacio de La Moneda en Santiago y en ceremonia encabezada por el Ministro de Relaciones Exteriores, Andrés Allamand; del Ministro de Ciencias, Andrés Couve; la Ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt y la Ministra de Cultura, Consuelo Valdés, la Fundación Imagen de Chile, entregó el Premio Estrecho de Magallanes, en reconocimiento a la innovación y exploración con impacto global a la iniciativa “Ecoturismo con lupa y Cabo de Hornos: Un laboratorio natural para el mundo” que se ha desarrollado desde hace más de  20 años en Puerto Williams al amparo del Parque Omora.

Este reconocimiento destaca el trabajo de cooperación en investigación, educación y conservación biológica y cultural que han impulsado la Universidad de Magallanes, el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), la Universidad de North Texas y la Fundación Omora, a orillas del Canal Beagle y en la Reserva de la Biosfera Cabo de Hornos.

Un reconocimiento que anticipa el futuro desafío de estas instituciones, que proyectarán aún más el trabajo de la ciencia y la educación, con el Centro Subantártico Cabo de Hornos a inaugurarse el próximo año con una inversión cercana a los $10 mil millones.

El Canciller Andrés Allamand, al intervenir en la ceremonia señaló que “tal como el descubrimiento del Estrecho de Magallanes no fue fruto del azar o de la suerte, sino el resultado de la creatividad, perseverancia y el alma emprendedora de Hernando de Magallanes, también son producto de la perseverancia y la capacidad de innovación la invención de la turbina eólica de Nicolás Orellana (ganador en la Categoría Nacional) y la transformación de Cabo de Hornos como polo de desarrollo científico, tecnológico y turístico por parte de Ricardo Rozzi. Los premiados encarnan el mismo espíritu que hace 500 años hizo de Magallanes el descubridor del Estrecho que lleva su nombre, y de Elcano el primer hombre en circunnavegar la tierra”.

En tanto, el Presidente de la República, Sebastián Piñera, quien se hizo presente a través de un video grabado, felicitó y agradeció especialmente a los premiados por su aporte a la Innovación Nacional y “por poner a Chile a la vanguardia en la búsqueda de soluciones para el futuro de un mundo mejor”. Además, agradeció a las Embajadas de Chile alrededor del mundo “por el gran trabajo que han hecho identificando talento, proyectos y visiones”.

Los proyectos ganadores del Premio serán los protagonistas de las piezas de difusión con que Imagen de Chile promueve al país en el mundo.

El ecólogo y filósofo Ricardo Rozzi, académico de las universidades de Magallanes y North Texas y director del IEB, al intervenir en la ceremonia, expresó que “este premio es un hito que pone muy contentos a los magallánicos, porque con la actividad del Ecoturismo con lupa comienza un nuevo modo de mirar que trae consigo la inauguración del Centro Subantártico Cabo de Hornos en Puerto Williams, una plataforma internacional para monitorear el cambio climático global en la que Chile será un centinela del cambio climático en el extremo sur de América”.

Richard Glenn, jefe de la Misión de la Embajada de los Estados Unidos en Chile, destacó que una de las metas como misión diplomática es que haya mejor cooperación y coordinación en temas cientíticos. “Tenemos una larga historia de cooperación científica y es bueno para los dos países avanzar en asuntos científicos”, afirmó.

Andres Couve, ministro de Ciencias, resaltó la importancia de reconocimiento a la investigación y frente al rol que juegan instituciones como la Universidad de Magallanes en el extremo sur en el trabajo conjunto con instituciones como el Instituto de Ecología y Biodiversidad o la Universidad de North Texas, señaló que no solo hay que lograr investigación de calidad, sino que “haya una investigación muy coordinada, muy articulada entre las universidades, entre los centros de investigación, entre el mundo privado, entre la sociedad civil, sector público por ejemplo con la participación de diversos sectores y las Fuerzas Armadas hace que la combinación de expertice y capacidad nos permite hacer cosas que son únicas. No solamente que seamos puerta de entrada a la Antártica o región subantártico, sino que podamos desarrollar polos científicos tecnológicos que sean capaces de atraer talento e inversión”.

Ricardo Rozzi, quien ha liderado este trabajo en las últimas dos décadas, sostiene: “Este premio al laboratorio natural Cabo de Hornos nos alegra a los magallánicos porque trae una esperanza de mayor salud y bienestar para los seres humanos y el conjunto de los seres vivos con que co-habitamos en el planeta. Con la actividad ‘ecoturismo con lupa’ se inaugura un nuevo modo de mirar”.

“Y este nuevo modo de mirar –agrega- inaugurará el 2021 el Centro Cabo de Hornos en Puerto Williams donde se ha establecido una plataforma internacional para un tipo de conservación que integra la sustentabilidad social, económica y ambiental. Se superan así dicotomías entre conservación y economía, y el ecoturismo con lupa pone en valor una biodiversidad que había permanecido ‘invisible’ para la cultura, la educación y la ciencia. Además, en la cumbre austral de América se ha monitoreado el impacto del cambio global sobre la biodiversidad de musgos y otros pequeños organismos, y con el nuevo Centro Cabo de Hornos en Chile se consolidará un centinela del cambio global para el mundo”, dice el investigador.

“La lupa nos da un sentido para apreciar esta maravillosa diversidad de los ‘bosques en miniatura del Cabo de  Hornos’, en momentos que los organismos diminutos cobran especial relevancia en los tiempos de dolor del Covid-19, pero también ofrecen nuevos horizontes para una economía y sustentabilidad post covid”, señala Rozzi.

Eric Catalfamo, Consejero de Prensa y Cultura de la Embajada de Estados Unidos en Chile, opina ante este reconocimiento y la cooperación que se ha dado entre ambos países a través de las universidades de Magallanes y de North Texas que “la Embajada ​de los Estados Unidos tiene un estrecho vínculo con la Región de Magallanes y sus instituciones, que se ha desarrollado a lo largo de los años y que se ha visto reflejado en las visitas ​regulares de nuestros embajadores y funcionarios ​de la embajada, como también de la National Science Foundation, NASA, y otras entidades. En ese contexto, nuestro apoyo para el desarrollo del Programa de Conservación Biocultural Subantártica y del Centro Cabo de Hornos es un reflejo de esa extensa y sólida colaboración.  La ​cooperación e intercambio en las ciencias ​y la educación son una prioridad para nosotros y un pilar de nuestra relación bilateral​, y este trabajo en conjunto se ejemplifica en el rol de la Universidad de North Texas como socio fundador del Centro Cabo de Hornos”.

Refiriéndose al futuro Centro Cabo de Hornos, opina: “Este programa cuenta con conceptos nuevos para la generación de modelos de desarrollo innovadores que integran la sustentabilidad y la ética ambiental, y posee el enorme potencial de convertir a Magallanes en un polo de investigación científica. Estamos ciertos de que la investigación e iniciativas que se generen desde el centro serán una valiosa contribución para la comunidad científica no tan solo en Chile, sino que en el mundo entero, para el bienestar de nuestras sociedades”.

Álvaro Fischer, presidente del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, destaca: “Este premio lo que hace es relevar la disposición a hacer investigación científica en lugares muy emblemáticos del territorio nacional, como es en particular la zona Cabo de Hornos en el extremo sur de Chile, así como lo es también la zona de Atacama en el extremo norte del país”.

Considera que son zonas que tienen una particular capacidad para atraer investigación científica y tecnológica de clase mundial al país y, por lo tanto, le otorga la connotación de ser un lugar donde se desarrollen este tipo de actividades. “Además, en este caso el premio reconoce los logros que se han alcanzado durante un largo tiempo para implementar una iniciativa innovadora en una zona remota, que por lo alejada resulta especialmente notable que se haya desarrollado un proyecto de esa naturaleza. Yo creo que esas dos cosas son importantes de destacar”.

Juan Oyarzo, rector de la Universidad de Magallanes, realza que este premio debe enorgullecer a los magallánicos porque son 20 años en que el trabajo realizado conjuntamente con la Universidad de North Texas que ha propiciado poner un primer plano al Cabo de Hornos. “Lugar que nos presenta grandes características al ser un laboratorio natural, que nos permite estudiar y monitorear la biodiversidad, donde podremos observar los efectos del cambio climático a nivel mundial. Este reconocimiento nos estimula para seguir apoyando el trabajo de Ricardo Rozzi y su equipo, que son un claro ejemplo de que se puede realizar ciencia de excelencia en uno de los lugares más australes del mundo, cuyos resultados son de gran importancia para el desarrollo del país”.

“El 2021 entrará en funcionamiento el Centro Cabo de Hornos en Puerto Williams, un espacio que permitirá en el futuro un monitoreo permanente del cambio climático a nivel mundial, transformándolo en un ‘centinela’ en esta materia. No podemos dejar de lado el trabajo que se está desarrollando con la declaración del Parque Marino Islas Diego Ramírez – Paso Drake, cuyo aporte a la soberanía y a los ecosistemas más invisibles para el ser humano permitirán la conservación de los océanos y con ellos beneficiar a toda la biodiversidad, protegiendo los recursos naturales y culturales de manera sostenible”, concluyó la autoridad académica de la UMAG.

25 de Noviembre del 2020

Expertos internacionales destacan importancia de parques marinos para la conservación de los océanos

La importancia que adquieren los parques marinos como espacios definidos en el maritorio para la conservación de los océanos, beneficiando a toda la biodiversidad de cada área, fue destacada por investigadores expertos internacionales que intervinieron en el tercer taller del Proyecto del Fondo de Investigación de Pesca y Acuicultura (Fipa) para definir el Plan General de Administración del Parque Marino Islas Diego Ramírez-Paso Drake.

Uno de los panelistas en la jornada, -convocada por el Instituto de Ecología y Biodiversidad, Universidad de Magallanes, Universidad Católica del Norte, Universidad de La Serena y el Fipa-, fue el doctor Gonzalo Cid, coordinador internacional de la National Oceanic and Atmospheric Administration de los Estados Unidos, quien abordó las lecciones que deja hasta ahora el Sistema Nacional de Áreas Marinas Protegidas de los Estados Unidos. Indicó que existen cuatro áreas de gran escala que se asemejan al área marina protegida de las islas Diego Ramírez en el paso Drake.

Explicó que las experiencias aprendidas indican que lo más importante es que la definición Federal de áreas protegidas incluye recursos culturales, muchas permiten conservar la historia del país y de los pueblos originarios de Estados Unidos.

En este aspecto, citó que hay que considerar siempre los elementos de interés social y que está basado en la experiencia de 100 años que tienen en los Estados Unidos.

Cid resaltó que hay un desafío de coordinación entre los distintos actores y jurisdicciones, pues existe sobre posición entre instituciones y autoridades. La mitad del presupuesto en conservación marina de la agencia del gobierno norteamericano se invierte en el trabajo con las comunidades y el conocimiento tradicional se integra en la gestión de las áreas.

En Estados Unidos hay 1.700 áreas marinas protegidas equivalente al 26% del territorio. El movimiento de conservación existente se ha transformado en un movimiento que le da importancia a los procesos ecológicos más que una especie, fijándose en la inclusión social, en ampliar las áreas y crear redes con objetivos comunes.

Gonzalo Cid recordó que se ha aprendido que los procesos complejos se tienen que explicar en lenguaje simple y con la participación de las comunidades. Además, recordó que la importancia ecológica ambiental no es el único objetivo de las áreas protegidas, sino que éstas tienen un valor cultural, espiritual y las han usado como centros de formación para que los científicos entiendan que hay seres humanos e intereses dentro de estas áreas.

También recordó que las áreas marinas son instrumentos de planificación espacial y valoró la importancia de los consejos consultivos, porque justamente en esta instancia muchas veces se escucha lo que no se quiere escuchar. “Las áreas deben permitir integrar los factores externos, cambio climático, especies invasoras, pesca ilegal, hay que evitar que los planes de manejo no sean inflexibles”, recalcó.

Asimismo, destacó la importancia de generar alianzas porque hay que poner atención al cumplimiento de la ley: “La fiscalización basta que ocurra una vez para que sea un elemento disuasivo”. Además, asignó importancia al co-manejo, porque se requiere la participación de los actores, “es una necesidad absoluta, que no se puede evitar y los planes de manejo tienen que tener una gran flexibilidad para adaptarse al cambio”, dijo.

Desde el Atlántico Sur

Por su parte el doctor Ander de Lecea, del Instituto de Investigación Ambiental del Atlántico Sur de las Islas Falkland, subrayó: “tener parques marinos no sólo asegura la conservación de la biodiversidad para las futuras generaciones, sino que también asegura que las actividades económicas marinas bien gestionadas puedan tener un futuro sostenible”.

Agregó que el tener zonas que tiene la conservación en el epicentro de los planes de gestión de regiones marinas es muy relevante a nivel mundial. “Muchas regiones del mundo han sido diezmadas por actividades humanas y muchos estudios han demostrado que tener áreas dedicadas a la conservación de ecosistemas, y no solo de especies individuales, puede tener resultados beneficiosos para el área gestionada y las aguas circundantes”, expresó.

En cuánto a cuáles son las potencialidades que visualiza en el Parque Marino Islas Diego Ramírez-Paso Drake, expresó que aunque es un área remota y de difícil acceso, es de gran relevancia ya que contiene varios montes submarinos, así como las islas Diego Ramírez.

Incluso recordó que los propios montes submarinos también se consideran ecosistemas marinos vulnerables, concepto que surgió de las discusiones en la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) y ganó impulso después de la Resolución 61/105 de la AGNU. “Estos son ecosistemas que son vulnerables a la actividad humana y podrían tardar mucho en recuperarse de cualquier impacto humano. Los montes submarinos también albergan varias especies que a su vez se consideran ecosistemas marinos vulnerables, por ejemplo, corales de aguas profundas o esponjas, entre otros. Estas especies crearán estructuras que pueden albergar altos niveles de biodiversidad”, señaló.

Los albatros, una de las especies que anidan en el Parque Marino Islas Diego Ramírez-Paso Drake (Foto Omar Barroso)

28 de Septiembre del 2020

Apuestan a desarrollo sustentable de turismo y pesca en torno a parque marino Islas Diego Ramírez-Paso Drake

Importante participación de representantes del mundo privado, especialmente de las empresas de pesca industrial y de turismo, hubo en el desarrollo del segundo taller de discusión para definir el Plan General de Administración del Parque Marino Islas Diego Ramírez-Paso Drake, en el marco del proyecto del Fondo de Investigación de Pesca y Acuicultura, FIPA.

Esta serie de talleres participativos online son convocados por el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), Universidad de Magallanes (UMAG), Universidad Católica del Norte, Universidad de La Serena y el FIPA dependiente de SUBPESCA en el Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción. A través de esta instancia se busca la construcción participativa de los programas de gestión del Parque Marino, incorpora  a los diversos sectores de la región  y en especial a la Comuna de Cabo de Hornos.

El área es única por la conservación de bosques submarinos formadas por macroalgas como cochayuyos y huiros que alcanza aquí su límite sur de distribución. Sobresalen también los montes submarinos y las islas Diego Ramírez que proveen un refugio para la nidificación a especies amenazadas como el albatros de ceja negra y cabeza gris o los pingüinos de penacho amarillo y macaroni.

Expusieron el doctor Gustavo San Martín de la Subsecretaría de Pesca; Máximo Frangópulos, director alterno al proyecto Parque Marino por parte de la Umag; Carlos Gaymer, del centro Esmoi y Universidad Católica del Norte; Ricardo Rozzi, director del IEB y académico de la Umag; Rosa Garay, del centro Esmoi y Universidad Católica del Norte.

Los representantes del sector pesquero industrial valoraron la oportunidad de debatir en torno al manejo del Parque Marino Islas Diego Ramírez-Paso Drake. Enrique Gutiérrez, gerente de Pesca Chile y director de la Federación de Industriales Pesqueros del Sur, agradece que “para la regulación que tendrá este parque se nos tenga en cuenta en las discusiones y se tenga en cuenta nuestra opinión. Eso para nosotros es muy importante así que muy agradecidos”.

Gutiérrez advierte que él no cambiará su postura y que desde un principio ha dicho que no está de acuerdo con el Parque Marino.  “Creo que en esta área del parque donde se eliminan las faenas de pesca, desde el principio dije que la Subsecretaría de Pesca no había entregado la información correcta a los gestores. De hecho, hay parte de la información pesquera que nunca se les pasó”.

“Los objetos de conservación nunca han estado desconservados. No veo que haya ninguna de esas especies que esté en peligro y siempre he dicho que lo que deberían haber hecho en aquel momento fue haber felicitado a la industria porque el lugar continuara después de 35 años de explotación pesquera, absolutamente prístino que es como está. Y como lo hubiéramos seguido dejando y más aún con todas las regulaciones que hoy tiene la industria”, sostuvo.

Eduardo Infante, gerente de Globalpesca y presidente de la Asociación de Operadores de Bacalao, considera que la masiva convocatoria efectuada al taller fue positiva: “Permitió tener una amplia gama de sectores que, de una forma u otra, están involucrados en el tema. Siempre es bueno generar instancias de participación que nos permitan reflexionar y conocer la opinión de todos quienes estamos interesados en saber cómo va a operar la administración de este parque marino, ya que sin duda alguna tenemos mucho que aportar.

“Estamos conformes con el hecho de que se nos esté considerando en esta etapa del proceso, ya que antes no había sido posible, lo que generaba un escenario de incertidumbre. Independiente del resultado final, desde Globalpesca entendemos que, con el aporte de todos y aunando voluntades, lograremos construir objetivos comunes que vayan en el directo beneficio del medio ambiente y sobre todo el ecosistema marino.

Susana Mendoza, jefa del departamento de Expediciones y Operaciones de Australis, destaca que trabajar tanto tiempo en proyectos de vinculación ciencia-empresa les ha otorgado un acercamiento consciente al contexto y concepto real de la conservación ecosistémica en toda la región, especialmente en las zonas donde ellos operan con los cruceros como Tierra del Fuego y Cabo de Hornos.

“Me parece que son temas fundamentales que hay que discutir y postular lineamientos concretos para comenzar a trabajar enfocado en este concepto de conservación y dado que va muy ligado a los rubros que se puedan ver afectado por estas regulaciones. Creo que estos talleres, planes de manejo y administración, deben realizarse desde la génesis con la participación de todos los protagonistas en el área, sean privados, estatales, científicos”, opina.

06 de Septiembre del 2020

Parte discusión para definir Plan de Administración del Parque Marino Islas Diego Ramírez-Paso Drake

Con cerca de 40 participantes se realizó el primer taller de discusión para definir el Plan General de Administración del Parque Marino Islas Diego Ramírez-Paso Drake, en el marco del Proyecto FIPA, el cual contó con importante asistencia de representantes de servicios públicos como de profesionales del Núcleo Milenio de Ecología y Manejo Sustentable de Islas Oceánicas (ESMOI), Universidad de La Serena, Universidad Católica del Norte, Universidad de Magallanes, Instituto de Ecología y Biodiversidad, Subsecretaría de Pesca, Servicio Nacional de Pesca y del Consejo Zonal de Pesca, entre otros.

Este es el primero de cinco talleres participativos online convocados por el Instituto de Ecología y Biodiversidad, Universidad de Magallanes, Universidad Católica del Norte, Universidad de La Serena y el Fondo de Investigación Pesquera y Acuicultura dependiente del Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción, y cuya finalidad es convocar a la mayor cantidad de actores relacionados al ámbito del desarrollo marino y de conservación en esta zona austral para generar este instrumento de gestión.

El vicerrector de Investigación y Postgrados de la UMAG y director del proyecto,  Dr. Andrés Mansilla, destacó, en sus palabras de bienvenida al taller, que “el proyecto que desarrollamos no es fácil, porque significa que nosotros, para definir un plan general de Administración, debemos reflexionar y conocer las impresiones de todos, tanto de las autoridades, los académicos, como de la gente que trabaja en la pesca artesanal y los pueblos originarios de Puerto Williams más cercanos al parque”.

Por ello, junto con destacar el potencial biológico de dicha ecorregión austral para el estudio de los cambios globales a través de su conservación, agradeció la participación de este primer grupo de asistentes toda vez que “sus opiniones son muy importantes porque nos van a ayudar a definir, finalmente, cuál es el escenario a través del cual, nosotros, en conjunto con las instituciones que estamos trabajando, vamos a definir un plan de administración que no sólo dure por un tiempo, sino que tenga un sentido más allá de eso”.

En tanto, el investigador Máximo Frangopulos, de la misma casa de estudios y en su rol de director alterno agregó que la idea es “continuar con estos talleres porque tenemos que invitar al máximo de actores relevantes y actores claves que puedan tener injerencia en cómo realizar el mejor diseño para tener una muy buena administración”.

Primeras aproximaciones

Rosa Garay, académica en biología y ciencias naturales, con maestría en estudios ambientales y doctora en filosofía del Centro ESMOI-Universidad Católica del Norte, fue una de las expositoras del taller, y, en la oportunidad, comentó que “fue muy positiva la convocatoria porque tuvimos una gama muy interesante de participantes que representan a distintas instituciones públicas. Nos pareció bueno tener la instancia de hacer una pequeña presentación en sociedad del proyecto y no solamente del proyecto sino en el contexto de lo que significa la conservación marina, los desafíos y más bien después el modus operandi para elaborar estos planes de administración y gestión de estas áreas marinas protegidas que además son enormes de grandes y muy remotas”.

De acuerdo a la académica, fue importante convocar y dar a conocer este trabajo a las instituciones involucradas, ya que se trata de entidades con las que habrá que estar interactuando sí o sí. De igual forma, señaló que será relevante socializar el proyecto con las comunidades de la pesca artesanal si es que ya no se ha hecho, porque “aunque acá es difícil que pueda operar porque es un área muy lejana, igual se trabajará con ellas y la primera etapa es hacer la socialización del proyecto, del tipo de área marina protegida de la que se trata y luego ya comenzamos el trabajo propiamente tal de la elaboración y diseño de este plan”.

Gustavo San Martín, encargado de la unidad de Área Marina Protegida y Cambio Climático de la Subsecretaría de Pesca, también en su rol de expositor de la instancia afirmó que “espero que este trabajo que estamos comenzando sea muy productivo y fructífero en términos de generar, a través del parque marino, una discusión regional sobre la conservación marina y la protección del mar y de los recursos”.

Según San Martín, “la creación del parque, tiene un objetivo de proteger la biodiversidad y todo su ecosistema, pero también debe ser un instrumento de política pública. Un instrumento que permita ampliar la discusión no solo a los expertos sino que también hacia la comunidad y hacia la gente que se sienta interesada, partícipe de la conservación y del desarrollo sostenible”.

En ese sentido, el representante de Subpesca, señaló que “en el proceso de creación del parque conversamos con grupos de pescadores y les hicimos sentir parte de este concepto. Entonces la primera aproximación es con los pescadores y además hay aspectos de cultura ancestral relacionadas con los pueblos originarios que fue gente ligada al mar”.  Su conclusión al respecto es que “acá podemos hacer esa discusión con esos grupos, aun cuando haya cierta lejanía, pero a través de la cosmovisión se puede vincular porque en el mar no hay límites, son grupos con los cuales se debe trabajar también y convocarlos a la construcción de este Plan General de Administración que es para ellos y con ellos”.

26 de Agosto del 2020

Cerca de 30 funcionarios de la Salud beneficiados por apoyo de estación de campo en Puerto Williams

Poco más de 30 funcionarios del Servicio de Salud de Magallanes se beneficiaron al poder alojar en la Estación de Filosofía Ambiental de Campo, de Parque Omora, en Puerto Williams y que fue cedida durante cinco meses para que profesionales de Punta Arenas apoyaran en el trabajo de control de la pandemia del coronavirus en la comuna Cabo de Hornos.

Las instalaciones que son parte del Programa de Conservación Biocultural Subantártica del Instituto de Ecología y Biodiversidad, de la Universidad de Magallanes, de Fundación Omora y apoyo de la Universidad de North Texas (EE.UU.) disponen de habitaciones para alojar a 24 personas, tres oficinas y un laboratorio.

El director del Hospital Comunitario “Cristina Calderón” de Puerto Williams, Fabián Barrientos, agradeció el haber dispuesto de la Estación de Campo que recientemente fue regresada a los investigadores.

“Para nosotros como hospital comunitario la casa Omora y el apoyo de la Umag fue fundamental para dar inicio a toda la estrategia y control de la pandemia Covid-19. Allí pudimos albergar a funcionarios que vinieron de apoyo y refuerzo, desde técnicos en enfermería, enfermeras y médicos que estuvieron desde el inicio de la pandemia porque fuimos de las primeras comunas de la región con brote y con gran cantidad de contagiados”, explicó Barrientos.

Además, calificó de fundamental el apoyo al disponer de las comodidades y considerando que fue cedida gratuitamente en medio de la situación de la emergencia sanitaria que ha involucrado gran gasto de recursos para Salud. “Alojar a nuestros funcionarios que venían a apoyarnos fue fundamental y estamos muy agradecidos de toda la ayuda que nos proporcionó la Umag hacia el hospital comunitario y hacia el Servicio de Salud de Magallanes”, dijo.

16 de Agosto del 2020

Biólogo Javier Rendoll Cárcamo: Educación ambiental adquiere más relevancia en tiempos de pandemia

En su participación en la II Conferencia de Educación en Cambio Climático, promovida por el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2) y con la participación de una diversidad de organismos, el biólogo de la Universidad de Magallanes  (UMAG) y del Programa de Conservación Biocultural Subantártica (PCBS), Javier Rendoll Cárcamo, realzó en su presentación la necesidad de perfeccionar las opciones de acceso de los estudiantes a los programas virtuales de educación ambiental.

“Hoy es  urgente virtualizar la educación, sobre todo la educación ambiental. Uno de los grandes desafíos que debemos repensar es cómo lograr que cada estudiante tenga  acceso a estos contenidos virtuales. Hoy,  esto no es así, porque una de las cosas que nos demostró la pandemia es que la realidad es otra, es desigual. Hay que repensar esta inequidad ”, recalca el investigador que cursa el Doctorado en Ciencias Antárticas y Subantárticas de la UMAG.

Rendoll, radicado hace seis años en Puerto Williams y que por la pandemia ha debido permanecer este tiempo en Punta Arenas, señala que se interesó participar en esta conferencia porque parte de su trabajo ha sido relacionarse con la educación ambiental en sus últimos 11 años de desarrollo profesional. Y en su intervención abordó la importancia del agua en la educación ambiental en un contexto de cambios climáticos y actualidad.

Admite que la educación ambiental en los tiempos actuales, la emergencia sanitaria por el Covid 19, adquiere mayor relevancia. Sostiene que es cada vez más importante en el sentido qué es lo que se quiere comunicar a través de las instancias de educación ambiental. “Algo que expone el actual contexto planetario de pandemia es que nuestras maneras de cohabitar la naturaleza no han sido ni son responsables. Muchas de estas cosas las causamos nosotros a través de la sobreexplotación de recursos, la destrucción y fragmentación de hábitats, etc, y eso hablándolo en términos como especies”.

Javier Rendoll puntualiza que es fundamental poder transmitirlo en la educación ambiental con diversas técnicas y herramientas pedagógicas. Con estos recursos y aproximaciones es que podemos, desde las ciencias, complementarnos y comunicarnos con las comunidades educativas, identificando conjuntamente las necesidades o acciones, y colaborar. “Es nuestra responsabilidad para con la naturaleza la que tenemos que mejorar. Sino estas cosas, que uno llama problemas emergentes complejos, se harán cada vez más comunes. Tenemos que adaptarnos, salir de la zona de confort y muchas veces adoptar nuevos métodos”.

A través de vía zoom o por el canal de Youtube de la Universidad de Chile los participantes pudieron seguir los detalles de esta conferencia realizada en la segunda quincena de junio.

El biólogo de la UMAG y del PCBS entregó una pincelada general sobre lo importante que es al abordar un tema considerarlo desde sus raíces al momento de abordar la educación ambiental.

Que se puede hacer desde lo educativo. La ciencia siempre va a estar ahí, pero son los procesos educativos y comunicativos los que requieren como poner a trabajar los cerebros y la acción .

A su juicio es de-construir el concepto de recurso hídrico basado en lo socioeconómico, es decir, romper ciertos esquemas y empezar una co-construcción de conocimientos, visiones y experiencias en torno a al agua, como base de la vida.

¿Es más fácil abordar las problemáticas medio ambientales, como el cuidado del agua, con los estudiantes de comunidades que conviven con los ríos cercanos, en comparación a quienes habitan las grandes ciudades? Javier Rendoll coincide en que así es, pero también advierte que hay que pensar qué pasa en otras comunidades donde el acceso al agua es restringido porque hay plantas de celulosa o centrales termoeléctricas, cursos de agua que pueden estar contaminados o que no son necesariamente bebestibles y necesitan tratamiento previo. O incluso en esos lugares donde impera la sequía. “A veces me resulta un poco egoísta pensar que en el sur de Chile somos privilegiados porque tenemos los ríos cerca,  respecto a aquellas comunidades cuyo acceso es limitado, escaso o nulo. En estos casos puede resultar difícil pensar o aterrizar conceptos como las aguas  más puras”, señala el investigador, quien agrega que si se volviera a lo presencial le agradaría meterse más en las prácticas pedagógicas porque los contenidos están ahí,  y el espacio para innovar está en las estrategias sobre cómo comunicamos los contenidos.

Contacto de Javier Rendoll

javier.rendoll@gmail.com, javier.rendoll@umag.cl

Programa de Conservación Biocultural Subantártica

06 de Septiembre del 2020

Ciencia y Carabineros se unen para estación de monitoreo climático en bahía Yendegaia

Gracias a un convenio de cooperación entre el Programa de Conservación Biocultural Subantártica y Carabineros de Chile se desarrollará una estación de monitoreo climático en la zona de Caleta 2 de Mayo, bahía Yendegaia y de cara al Canal Beagle.
La iniciativa contempla instalar los equipos en un sitio próximo a la Tenencia Yendegaia de Carabineros de Chile, presente desde 1962 en la ribera norte del Canal Beagle, a los pies de la cordillera Darwin. En un futuro contempla además integrar los esfuerzos que otras instituciones del Estado realizan en el área como la Dirección General de Aguas. La estación formará parte de la red internacional de sitios de estudios de largo plazo por lo cual es una contribución de Chile al estudio de fenómenos como cambio global que realiza el Programa de Ciencia con base en Puerto Williams.
En la firma del convenio intervienen el Programa de Conservación Biocultural Subantártica en el que participan la Universidad de Magallanes, el Instituto de Ecología y Biodiversidad, Fundación Omora y la Universidad de North Texas.
El jefe de la XII Zona de Carabineros en Magallanes, general Patricio Figueroa, agradeció la oportunidad de impulsar este trabajo conjunto con la ciencia y valoró esta “soberanía ecológica” que se une a la soberanía territorial que ejerce la entidad policial en esa parte de isla Tierra del Fuego.
La relevancia de incorporar este nuevo punto de monitoreo científico fue destacada por el presidente del Instituto de Ecología y Biodiversidad y de la Fundación Omora, además de académico de las universidades de Magallanes y North Texas, Ricardo Rozzi, quien enfatizó la localización estratégica de la estación de monitoreo y su proyección en el tiempo gracias a la mirada institucional de Carabineros al facilitar el apoyo a la ciencia en ese hito geográfico al sur de isla Tierra del Fuego.
La estación de monitoreo queda integrada a la Red de Estudios Ecológicos a Largo Plazo Cabo de Hornos avalado por la protección del territorio de la reserva de la biósfera y ofrecerá información relevante para el monitoreo del área que está próxima a los parques nacionales Yendegaia y Alberto De Agostini que es la puerta de entrada y conectividad al sur de la isla fueguina.
Rozzi también resaltó el justo equilibrio que se debe mantener en el futuro entre el desarrollo de un turismo de intereses especiales y la ciencia en ese punto de la isla para cuando a mediados de esta década, quede concluido el camino a Yendegaia que construye el Cuerpo Militar del Trabajo desde el año 1994 en una extensión de 139 kilómetros desde Vicuña.
El Vicerrector de Vinculación con el Medio de la Universidad de Magallanes, Manuel Manríquez, destacó la iniciativa que da cuenta del compromiso que UMAG tiene con la investigación científica en zonas tan extremas como la comuna de Cabo de Hornos, “valoramos el trabajo realizado por nuestros investigadores en Puerto Williams y la disposición de Carabineros para colaborar con la ciencia a través de vínculos de largo plazo”.
Asimismo, se valoró la importancia que proyectará el trabajo conjunto entre los investigadores y Carabineros para mantener la estación en el futuro consolidando una zona donde no solo se ejerce la soberanía, sino que también se consolida la cooperación a la ciencia para las futuras generaciones en una zona casi inexplorada y que se suma al gran laboratorio natural de la Reserva de la Biósfera Cabo de Hornos y Parque Marino Islas Diego Ramírez-Paso Drake.

29 de Agosto del 2019

Desde el Desierto de Atacama hasta Cabo de Hornos: miembros de la Red Chilena de estudios de largo plazo se reunieron en Fray Jorge

Los representantes de nueve instituciones, ubicadas a lo largo del territorio nacional, se congregaron en el Parque Nacional Fray Jorge para trazar la ruta de esta iniciativa, en miras de las necesidades y desafíos del siglo XXI.

La celebración de los 30 años del legado del Parque Nacional Bosque Fray Jorge, como un lugar pionero para la investigación de largo plazo en Chile, fue la ocasión ideal para congregar a instituciones provenientes de distintas regiones del país, que han apostado por construir un registro continuo y de alta calidad sobre las variables biológicas, físicas y sociales de los ecosistemas del sur de Sudamérica.

Por ello, el 21 y 22 de agosto se desarrolló la reunión ampliada de los miembros de la Red Chilena de Sitios de Estudios Socio-Ecológicos de Largo Plazo (LTSER-Chile, por sus siglas en inglés), instancia que se enfocó en la planificación y definición de los principales temas de investigación del grupo, así como en el intercambio de experiencias obtenidas a lo largo del gradiente latitudinal que abarcan estos lugares, que van desde las regiones de Tarapacá hasta Magallanes.

Ricardo Rozzi (director del IEB), Luis Corcuera (vicepresidente de LTSER-Chile) y Cristián Frene (director ejecutivo de LTSER-Chile)

La jornada se desarrolló en la Estación del Instituto de Ecología y Biodiversidad, emplazada en el Parque Nacional Bosque Fray Jorge (Región de Coquimbo), donde asistieron los portavoces de los nueve sitios que conforman actualmente la red LTSER: la Estación Atacama UC, el Sitio Experimental Fray Jorge, la Estación Costera de Investigaciones Marinas – ECIM, la Estación Experimental Bosque San Martín, el Parque Katalapi, la Estación Biológica Senda Darwin, el Centro Científico Huinay, la Estación Patagonia de Investigación Interdisciplinaria – UC y el Parque Etnobotánico Omora.
De esta manera, esta amplia red de sitios se comprometió a continuar y diversificar su labor en materias de crítica relevancia en la actualidad, como son la recopilación de datos climáticos, la identificación de fuentes y sumideros de CO2, las especies exóticas invasoras, los monitoreos de flora y fauna nativa, la acidificación de los océanos, entre otros.
El equipo visitó algunas de las parcelas de experimentos del Parque Nacional Bosque Fray Jorge

Además, considerando los complejos escenarios socioambientales que enfrenta Chile y el resto del mundo, uno de los focos del equipo del LTSER se pondrá en la relación entre la ciencia y las comunidades locales. Para tal objetivo, actividades enfocadas en áreas como la educación ambiental se convertirán en una prioridad para la red.
A partir de su inicio oficial en la década de los 80, los proyectos de investigación ecológica a largo plazo han otorgado un exitoso marco organizacional para crear agendas de investigación y mecanismos de financiamiento que permitan a los científicos abordar importantes fenómenos, de acuerdo a las grandes escalas en las que ocurren.
En su rol como filial chilena de la Red ILTER (International Long-Term Ecological Research Network), la Red LTSER busca consolidar una mirada representativa del país, que integre las dimensiones ecológicas y humanas presentes en este rincón del hemisferio sur del planeta.

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23 de Agosto del 2019

El LTSER-CHILE realizó reunión ampliada de sus miembros en el Parque Nacional Fray Jorge

La Red Chilena de Sitios de Estudios Socio-Ecológicos de Largo Plazo (LTSER-CHILE) realizó entre el 21-22 de agosto de 2019 una reunión ampliada  con los sitios miembros de la red en el marco de la celebración de los 30 años de la iniciación del pionero estudio de monitoreo de largo plazo de roedores y otros animales en el Parque Nacional Fray Jorge. Este estudio ha sido dirigido desde su inicio por el Profesor Julio Gutiérrez de la Universidad de La Serena.

Drs Ricardo Rozzi (Director IEB), Luis Corcuera (Vicepresidente de LTSER-Chile) y Cristién Frene (Director Ejecutivo de LTSER-Chile)

Durante la Reunión se definieron los principales temas de investigación de la red, en los cuales diferentes sitios podrán cooperar y aportar su experiencia en el largo gradiente latitudinal que abarcan los sitios (desde Tarapacá hasta el cabo de Hornos). Los sitios son los siguientes: Estación Atacama UC, Sitio Experimental Fray Jorge, Estación Costera de Investigaciones Marinas – ECIM, Bosque San Martín, Parque Katalapi, Estación Biológica Senda Darwin, Centro Científico Huinay, Estación Patagonia de Investigación Interdisciplinaria – UC (EPII-UC) y Parque Etnobotánico Omora. Esta amplia red de sitios permitirá recopilar datos climáticos, hacer estudios sobre especies exóticas invasoras, monitoreos de flora y fauna, identificación de fuentes y sumideros de CO2, acidificación de aguas marinas, etc. Además se dará un especial énfasis en las relaciones con la comunidad, en las cuales la educación ambiental tendrá una prioridad especial.

Representantes de los sitios del LTSER-Chile y otros participantes en la reunión ampliada

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23 de Agosto del 2019

El legado científico del Parque Nacional Fray Jorge: cumple 30 años como centinela del cambio ambiental

Si bien este hito para la ciencia chilena comenzó a gestarse en 1973, fue hace tres décadas cuando esta área protegida se convirtió en uno de los experimentos científicos de mayor duración en las tierras áridas del mundo.

Fue en medio de la convulsión política cuando Peter Meserve llegó a Chile, junto a su esposa, en enero de 1973. Con muy poco dominio del español, el investigador estadounidense arribó para dar clases en la Universidad Católica. En agosto de ese año, un voluntario del Cuerpo de Paz, George Fulk, lo invitó a conocer un lugar que estudiaba en el Parque Nacional Bosque Fray Jorge, en la Región de Coquimbo. Así pisó por primera vez estos parajes semiáridos con un bosque relicto en su interior.
Fulk retornaría a Estados Unidos, por lo que propuso a Meserve que continuara con su labor. Después de algunos ires y venires en plena dictadura, Meserve se presentó en 1988 en la casa de Julio Gutiérrez, quien hacía clases en la Universidad de La Serena, para contarle sobre su plan de realizar un experimento en Fray Jorge que abordara la interacción entre los roedores y sus depredadores. En 1989 esta área protegida se convirtió oficialmente en un “Sitio de Investigación Socio-ecológica a Largo Plazo” (LTSER, por sus siglas en inglés), cobrando vida uno de los estudios de largo plazo más antiguos e importantes de Sudamérica y del mundo.
Por ello, este 20 de agosto se celebraron los 30 años desde que Fray Jorge se convirtiera en un centinelapara monitorear fenómenos como El Niño y el cambio climático, y su impacto en la biodiversidad, ya sea en plantas, pequeños mamíferos, aves, depredadores y artrópodos. El evento, realizado en el mismo parque, congregó a los fundadores de esta iniciativa, así como a representantes de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), instituciones científicas, comunidades locales, entre otros actores claves que han participado en el proyecto.

Fue en medio de la convulsión política cuando Peter Meserve llegó a Chile, junto a su esposa, en enero de 1973. Con muy poco dominio del español, el investigador estadounidense arribó para dar clases en la Universidad Católica. En agosto de ese año, un voluntario del Cuerpo de Paz, George Fulk, lo invitó a conocer un lugar que estudiaba en el Parque Nacional Bosque Fray Jorge, en la Región de Coquimbo. Así pisó por primera vez estos parajes semiáridos con un bosque relicto en su interior. Fulk retornaría a Estados Unidos, por lo que propuso a Meserve que continuara con su labor. Después de algunos ires y venires en plena dictadura, Meserve se presentó en 1988 en la casa de Julio Gutiérrez, quien hacía clases en la Universidad de La Serena, para contarle sobre su plan de realizar un experimento en Fray Jorge que abordara la interacción entre los roedores y sus depredadores. En 1989 esta área protegida se convirtió oficialmente en un “Sitio de Investigación Socio-ecológica a Largo Plazo” (LTSER, por sus siglas en inglés), cobrando vida uno de los estudios de largo plazo más antiguos e importantes de Sudamérica y del mundo.
Por ello, este 20 de agosto se celebraron los 30 años desde que Fray Jorge se convirtiera en un centinelapara monitorear fenómenos como El Niño y el cambio climático, y su impacto en la biodiversidad, ya sea en plantas, pequeños mamíferos, aves, depredadores y artrópodos. El evento, realizado en el mismo parque, congregó a los fundadores de esta iniciativa, así como a representantes de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), instituciones científicas, comunidades locales, entre otros actores claves que han participado en el proyecto.

Luis Contreras, Ken Cramer y Julio Gutiérrez en 1989

“Este tipo de estudios de largo plazo son notoriamente escasos en Sudamérica, y el nuestro es uno de los más extensos en este tipo de ecosistema. Este monitoreo ha permitido documentar fenómenos que ocurren después de muchos años, y nuestra mayor contribución es haber documentado numerosos años con El Niño lluviosos y períodos de extrema aridez” indica Julio Gutiérrez, científico del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y académico de la Universidad de La Serena.

Gutiérrez detalla que “los fenómenos poco frecuentes de variabilidad climática extrema moldean los ecosistemas de manera que sus efectos pueden detectarse por muchos años después de que ocurrieron”.

Peter Meserve y Julio Gutiérrez en la celebración de los 30 años

Peter Meserve, quien actualmente es profesor de la Universidad de Idaho (Estados Unidos), coincide: “Para hacer este tipo de trabajo debes ser persistente, perseguir tus objetivos y no solo hacerlo, como decimos en inglés, como una ‘ciencia rápida y sucia’. Si no tuviéramos 30 años de datos, no sabríamos cosas que están sucediendo aquí en términos del clima. Para esto no hubiera bastado con tres o diez años de investigación. Necesitamos 20 años o más para notar un gran cambio.”

Para dimensionar en cifras la labor desplegada, si sumamos solamente las horas de terreno de las diversas generaciones de científicos y técnicos que han pasado por Fray Jorge, el tiempo invertido en el monitoreo ecológico de 30 años suma más de 87 mil horas, equivalente a 10 años de trabajo ininterrumpido dedicados a la colección de información.

Por otro lado, el proyecto acumula más de 2 millones de registros de fauna (aves, mamíferos y artrópodos), constituyendo una de las bases de datos más extensas del país y de Latinoamérica. Si consideramos solo a los mamíferos, se han logrado más de 600 mil registros de más de 90 mil individuos pertenecientes, al menos, a 10 especies distintas.

A esto que suma que la iniciativa ha contribuido con más de 100 publicaciones científicas a nivel nacional e internacional, gracias al trabajo colaborativo entre instituciones y al financiamiento de la National Science Foundation y del Fondo de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondecyt).

El levantamiento de esta información es esencial para entender y enfrentar el contexto nacional y planetario actual, marcado por la pérdida de biodiversidad y el impacto de fenómenos como el cambio climático y global.

Meserve advierte que “estamos trabajando en un sistema semiárido, donde se supone que sus especies están adaptadas a ciertas condiciones. Sí, pero hasta cierto punto. Lo que no sabemos es cuánto pueden aguantar. Esa es la parte atemorizante”.

Un oasis y el reinado del degú

La Región de Coquimbo forma parte de una de las 34 áreas de mayor biodiversidad a nivel mundial (conocido como hot spot). Pese a ello, solo el 0,37% de su superficie corresponde a áreas protegidas del Estado. A esto se suma que ha experimentado un fuerte desarrollo de industrias como la minera, agrícola e inmobiliaria.

Frente a este escenario, el parque nacional, que también fue declarado por la UNESCO en 1974 como Reserva de Biosfera, “se convierte en una ‘isla de biodiversidad’, porque está inmerso en una matriz de uso agrícola, de producción de energía, y también de minería, entonces los únicos hábitats disponibles, donde las especies pueden albergarse y reproducirse con relativa tranquilidad, están en Fray Jorge”, asegura Alejandra Troncoso, académica de la Universidad de La Serena.

Para hacerse una idea, en el parque se han reportado 440 especies de flora nativa, de las cuales 266 son endémicas de Chile, es decir, solo existen en nuestro país.

También posee al menos 227 especies de fauna, agrupándose en más de 123 especies de aves, 74 de artrópodos, 23 de mamíferos, cinco de reptiles y dos de anfibios, aunque los científicos no descartan que quede mayor diversidad por descubrir.

Si bien Fray Jorge es famoso por su bosque de niebla relicto, gran parte de la investigación de largo plazo se ha concentrado en el ecosistema semiárido (como el matorral), el cual es ornamentado por cactáceas y dominado por arbustos como el guayacán (Porlieria chilensis), la varilla (Adesmia bedwellii) y el huañil (Proustia cuneifolia).

En ese sentido, los diminutos habitantes del matorral fueron quienes inspiraron desde un inicio esta iniciativa científica: los roedores nativos. “Los mamíferos pequeños estuvieron en el centro de este estudio desde un principio”, relata Douglas Kelt, profesor de la Universidad de California en Davis (Estados Unidos), y otro de los investigadores históricos del proyecto.

Degú (Octodon degus)

El objetivo inicial era determinar los efectos de la depredación y la competencia entre especies sobre el crecimiento poblacional de roedores, así como la influencia de estos animales herbívoros sobre la vegetación.

Para evaluar las interacciones ecológicas, se instalaron 16 parcelas experimentales, de media hectárea cada una. Por ejemplo, una parcela está cubierta con mallas para evitar el ingreso de depredadores como aves rapaces y zorros, mientras que otra está diseñada para impedir la entrada de roedores.

Parcelas de experimentos vistas desde la parte alta del parque

Para tal fin se incluyen acciones como la captura, marcaje y posterior liberación de los pequeños mamíferos, además de la medición de la cobertura de la vegetación arbustiva y herbácea.

De esa forma, se ha realizado durante tres décadas el mismo monitoreo riguroso y constante de la vegetación, roedores, carnívoros, insectos e, incluso, de especies exóticas invasoras (como el conejo).

Con el paso de los años se observó que los efectos de la depredación y competencia por recursos entre especies son mínimos en comparación con el impacto que la lluvia y El Niño ejercen sobre el ecosistema.

Alejandra Troncoso explica: “El proyecto ha demostrado que los periodos de lluvia y de El Niño combinados ‘resetean’ el sistema, es decir, todo vuelve a cero, porque hay muchos recursos, nadie está compitiendo entre sí y a todos les va bien. Todos se disparan en sus tasas poblacionales, pero cuando hay sequía y aridez, la presión es tal que empieza la competencia y algunas poblaciones tienden a disminuir”.

Este hallazgo confirma la extrema fragilidad del matorral semiárido, en especial su alta sensibilidad ante la variabilidad de las precipitaciones.

Además, se ha constatado que cuando hay más lluvia, los roedores nativos aumentan en número debido a la mayor disponibilidad de flora, aunque con los años ha cambiado la dominancia de algunas especies.

Por ejemplo, el ratón oliváceo y el ratón orejudo de Darwin predominaban en el matorral hasta que, entre los años 2002 y 2003, se desencadenó El Niño acompañado de muchas precipitaciones. Fue en ese entonces cuando la población del degú se disparó, convirtiéndolo en el micromamífero más abundante del lugar hasta hoy.

Juan Monárdez en una de las parcelas experimentales

La gran incógnita es lo que podría suceder con la biodiversidad en el contexto actual de grandes presiones humanas y ambientales, como el cambio climático.

Gutiérrez detalla que “según los modelos predictivos del cambio climático global, la frecuencia del fenómeno de El Niño va a verse seriamente afectada. A lo largo de nuestros 30 años de trabajo, hemos sido testigos de un aumento en la frecuencia de ocurrencia de El Niño, así como de una progresiva disminución de las precipitaciones anuales en el ecosistema”.

Esto podría desencadenar diversos problemas más allá de la biodiversidad. Las comunidades aledañas al parque no solo podrían verse afectadas por la merma de los diversos beneficios que entrega la naturaleza, sino también porque, en los periodos de extrema aridez, los conflictos entre la fauna con los agricultores o ganaderos aumentan debido a los pocos recursos disponibles.

Los depredadores se ven forzados a salir del área protegida en búsqueda de alimento, atacando al ganado vecino. También se ha visto que en periodos de sequía modifican su dieta, por ejemplo, consumiendo frutos ante la escasez de presas.

En cuanto a los mamíferos de la zona, Kelt señala: “Si el cambio climático lleva a sequías más prolongadas en el centro-norte de Chile, los degús dominarán la comunidad de pequeños mamíferos”. Esto se debería, en parte, a su expectativa de vida más larga en comparación con otras especies, así como a su capacidad de almacenar más agua en su organismo.

“Ciertamente, las fluctuaciones pueden ser muy dramáticas y de no retorno, y eso es lo que queda por monitorear. Este estudio de largo plazo significa una gran responsabilidad, no solo en lo humano y en infraestructura, sino también en el rol social que uno asume como científico”, sentencia Troncoso.

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14 de Agosto del 2019

Académico de U. de Magallanes recibe importante premio en EE.UU.

Ricardo Rozzi se había adjudicado en abril el premio Eugene P. Odum por la Excelencia en Educación en Ecología 2019. El galardón es otorgado por la prestigiosa Sociedad Ecológica de América (ESA) de Estados Unidos, que reconoció su labor como docente e investigador.

Académico de la Universidad de Magallanes recibió este lunes un prestigioso galardón otorgado en Estados Unidos.

Ricardo Rozzi se había adjudicado en abril el premio Eugene P. Odum por la Excelencia en Educación en Ecología 2019. El galardón es otorgado por la prestigiosa Sociedad Ecológica de América (ESA) de Estados Unidos, que reconoció su labor como docente e investigador.

“Este premio es un estímulo significativo que reconoce el valor del trabajo que estamos haciendo en Magallanes”, expresó Rozzi. “Creo que tenemos que enfatizar soluciones y vías alternativas de solidaridad y sustentabilidad”.

“Un gigante”

El premio Odum es para aquellos que demuestran su capacidad para vincular principios ecológicos básicos con asuntos humanos mediante la enseñanza y actividades externas.

Rozzi, que además es profesor de la universidad de North Texas, “es un gigante en el campo de la conservación biocultural y ha liderado innovadores métodos de enseñanza de la integración de filosofía y ecología”.

“Enseña a estudiantes de todos los niveles, desde enseñanza preescolar hasta graduados, así como la educación de adultos informal. Rozzi tiene el enfoque de hacer llegar el mayor conocimiento sobre ecología al mayor número de personas, para lograr un impacto a gran escala. Es profesor, investigador y director de múltiples instituciones tanto en Chile como en Estados Unidos. Su trabajo en educación se enfoca en la inclusión de diversas audiencias”, destacó la ESA.

Además de líder en conservación ecológica, tanto en teoría como práctica, es autor de más de 25 libros, más de 150 artículos y 50 capítulos de libros, tanto en inglés como español.

“Más allá de crear programas de educación reconocidos a nivel global, Rozzi se compromete con políticas gubernamentales y los medios para construir puentes para enfoques internacionales en educación ecológica”, destacó la entidad.

Fotografías: Ecological Society of America

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